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La subasta inversa en la contratación pública

La subasta inversa en la contratación pública

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La



subasta inversa en la contratación pública





 



Estado



del arte





 



El



papel de las compras del gobierno en la estrategia comercial, ha sido



virtualmente ignorado en la literatura de economía política internacional (Weiss, L., & Thurbon, E. 2006, p. 701). Sin



embargo, en muchos países, los gobiernos se han convertido en los mayores compradores



de una amplia variedad de bienes y servicios y las compras gubernamentales



han llegado a ser instrumento principal de la ejecución del gasto y por



ende de la materialización de políticas públicas.  De suerte que las compras que hace el Estado



están estrechamente vinculadas con el devenir de su propia administración y



con el logro de sus propósitos.




 



Desde finales de los años ochenta se ha



presentado la tendencia mundial de utilizar la herramienta de subasta



inversa en las adquisiciones estatales con base en las experiencias del



sector privado.  En la actualidad la



contratación estatal en línea es una práctica común en países como Estados



Unidos, Inglaterra, Singapur, Australia, México, Chile, Perú y Brasil,



entre otros (Prada, 2005, p. 4).




 



Existen



diferentes estudios que explican la importancia del diseños de subasta



inversa y sus implicaciones en la maximización de recursos estatales, por



ejemplo para Arozamena Leandro y Weinschelbaum Federico se presentan



enseñanzas sobre los dilemas que enfrentan los procesos de compras públicas



en América Latina a través de experiencias de distintos países de la región



que han provisto diferentes soluciones a dichos dilemas. Se ha llegado al



empleo de plataformas electrónicas de compra, con grados de cobertura



disímiles y enfoques diferentes tanto en los procedimientos específicos de



subasta en cada país como a las herramientas empleadas para favorecer la



participación de empresas pequeñas (Arozamena & Weinschelbaum, 2004, p.47).



 



Se



propone un rol para un observatorio que monitoree las prácticas y el grado



de evolución y madurez de los procesos empleados para las adquisiciones en



los países latinoamericanos, con una función de relevar periódicamente una



serie de indicadores que sirvan para evaluar tanto las reglas que regulan



los procesos de compras como sus funcionamientos contemplando aspectos



como: la transparencia y la presencia de colusión y/o corrupción en los



procesos de compras, los marcos institucionales y la cobertura, la



eficiencia administrativa y los precios efectivamente pagados y por último



el nivel de participación de las pequeñas y medianas empresas (Arozamena



& Weinschelbaum, 2004, p.47).



 



Solon



Lemos Pinto analiza de las experiencias de adopción de las subastas



inversas electrónicas en las compras gubernamentales en países



latinoamericanos, enfocando aspectos de contexto, trayectoria, reglamentación,



puesta en operación y resultados ya alcanzados. El análisis es



complementado con referencias de la literatura de investigación sobre el



tema y un registro de la diseminación internacional de las subastas



inversas electrónicas. El trabajo sugiere un conjunto de recomendaciones



para la formulación e implementación de políticas que saquen provecho de



las potencialidades de la subasta electrónica en el perfeccionamiento de



las compras y contrataciones públicas, en Latinoamérica se refiere a



Brasil; Panamá, Paraguay, Chile, Ecuador y Perú (Lemos, 2009, p. 4).



 



Argumenta



de igual manera que las subastas inversas electrónicas integran el conjunto



de las herramientas de apoyo a las compras y contrataciones que los



gobiernos han adoptado desde el principio de los años 90. Lemos establece



refiriéndose a Moon que dentro de las ventajas de la aplicación de las



reglas y mecanismos de la subasta inversa se encuentra la posibilidad de



negociar precios beneficiando las transacciones de bajo costo en las



contrataciones de la administración pública (Lemos, 2009, p. 4).



 



Para



Lemos citando a Caps Research, y De Boer, 



la subasta inhibe el comportamiento oportunista del proveedor y



establece que la dinámica en la disputa por los lances permite que los



participantes ajusten sus propuestas y se encuentren en torno del valor



real de mercado de los bienes y servicios, y presentando una propuesta



ajustada a la realidad del mercado podrán corregirla en el confronto con



sus competidores, los precios ofrecidos en los diferentes lances tienden a



agruparse en torno del precio vencedor, indicando el precio real de mercado



(Lemos, 2009, p. 4-5).




 



Sostiene



que otras ventajas en la utilización del mecanismo en la contratación



pública se encuentran en la estricta impersonalidad y objetividad de los



procedimientos y en la igualdad de acceso a informaciones porque el sistema



electrónico es el único canal de información y comunicación durante el



proceso; todos los eventos durante el transcurso del procedimiento son



grabados y permiten auditorias posteriores (Lemos, 2009, p. 5).



 



Establece que la subasta inversa en la



contratación pública es utilizada 



para la adquisición de productos o servicios con características de



estandarización en los mercados, será ventajosa cuando se adquieran productos



o servicios de características estándar, en un ambiente de competencia



entre los participantes y el valor del contrato sea suficientemente elevado



para despertar el interés de los proveedores en la disputa y cubrir los



costos de los servicios de operación de la herramienta (Lemos,



2009, p. 5).




 



Hubert



Ronald Mendoza Canales realiza una simulación contra la corrupción en las



compras públicas en Perú y se centra en el análisis de la subasta inversa



conocida también en el sector privado y académico como subasta holandesa,



siendo por este tipo de subasta que el Estado compra bienes o servicios



estandarizados. Establece que es una mecánica que consiste en realizar



varias rondas de puja o lances entre los postores, hasta que alguno de



ellos alcance el precio más bajo ofertado, se analiza mediante modelos de



simulación a fin de prevenir prácticas restrictivas en el mercado estatal.



(Mendoza, 2012).




 



Sergio



Iván Prada en 2005, en su estudio denominado “cómo disminuir el gasto



público utilizando tecnología: las subastas electrónicas”, establece que la



utilización de este mecanismo en las compras públicas ha traído beneficios



para los países que lo han implementado por varias razones. En primer



lugar, ha aumentado “la transparencia de los procesos, medida en función



del mayor acceso a la información y del incremento en el número de



proveedores que se presentan a las convocatorias oficiales” (Prada, 2005,



p.4). En segundo lugar, “ha reducido ostensiblemente los costos de



transacción (tanto para entidades como para contratistas), medidos en



términos de los recursos físicos y humanos invertidos en el proceso y en el



tiempo de duración de las contrataciones” (Prada, 2005, p.4). En tercer



lugar, “la utilización de este tipo de sistemas ha incrementado el “valor



del dinero”, a través de la obtención de un mayor número de bienes por



iguales o menores cantidades de dinero. Una de las herramienta más



eficientes para lograr tal ahorro son las denominadas subastas electrónicas



en reversa (On-line reverse auctions)” (Prada, 2005, p. 5).



 



Adicionalmente, argumenta que el éxito en



la adopción de herramientas tecnológicas en el sector público se debe a



varias razones entre las que se encuentran que ante un mayor número de



participantes se incrementa el nivel de competencia y decrece en mayor



medida los precios. (Prada, 2005, p. 14).



 



Argumenta



que la utilización de las subastas puede llevar a reducir el ciclo de



tiempo de la contratación y a incrementar por esta vía la productividad,



especialmente en el caso de subastas repetidas. La reducción en el ciclo de



tiempo beneficia no solo a los compradores sino a los vendedores, y explica



el proceso de la subasta a través de entrenamiento ayuda a superar la



resistencia interna inicial que se presenta en las organizaciones.



Fortalecer el entrenamiento de proveedores es muy necesario debido a que



estos tienen inicialmente una actitud negativa hacia el sistema, a mayor



competencia dentro de la industria de proveedores mejores resultados. El



volumen de compra está asociado positivamente con el éxito de la subasta



medido como un ahorro superior al esperado. (Prada, 2005, p. 14). 




 



Según



Prada, se ha demostrado el beneficio, el riesgo y éxito de la subasta



inversa en el sector público.  Es lo



que deduce de su descripción del estudio realizado por Larry Smeltzer y



Amelia Carr en 2003. Estos autores concluyen, con base en entrevistas tanto



a vendedores como compradores participantes en subastas, que los



contratistas ven en las subastas una posibilidad de aumentar sus ventas,



debido a que se enteran a muy bajo costo no solo del tamaño de la demanda



por sus bienes sino también de la estructura de precios de sus competidores



(Prada, 2005, p. 9).




 



Las



subastas ofrecen información sobre nuevos mercados en los cuales el



productor podría entrar y de esta manera permitir evaluar el precio que tendría



que fijar para ser competitivo en mercados aún no explorados o explotados.



Los oferentes ven como un beneficio la reducción en el ciclo de tiempo



comprendido entre el momento de hacer sus ofertas y la adjudicación del



negocio, los productores planean de una mejor manera su producción y por



esta vía pueden reducir excesos de inventarios (Prada, 2005, p. 9).



 



En



cuanto a los compradores, Prada muestra que, en opinión de Smetlzer y Carr,



hay una reducción de precios   entre



cinco y doce por ciento con valores extremos que alcanzaron un 20 por



ciento; se presenta disminución en costos administrativos pues desaparecen



los procesos de petición de cotizaciones, tiempo de espera de tales



cotizaciones, la evaluación de las propuestas y la notificación a los oferentes



seleccionados. Se estima que dicha reducción estimada puede alcanzar hasta un



50 por ciento en recursos monetarios y entre 25 y 35 por ciento en tiempo.



Finalmente, hay beneficios en costos relacionados con el nivel de



inventarios, especialmente en lo concerniente al tiempo de



reaprovisionamiento y a los volúmenes necesarios en stock (Prada, 2005, p.



9-10).




 



Prada



advierte sobre tres riesgos que estos autores destacan acerca del mecanismo



de subasta inversa tanto para compradores como vendedores. Los compradores



entrevistados coincidieron en que el riesgo más importante para los



vendedores es que cuando la decisión de compra se basa únicamente en el



precio, el incentivo a crear relaciones de largo plazo se rompe. En segundo



lugar, el que la subasta sea utilizada por los compradores como un arma de



negociación para obligar a reducir precios a un proveedor preferido con el



que viene trabajando y con el que no desea romper relaciones, utilizada por



los compradores para mejorar su posición de poder en posteriores



negociaciones. Por último la posibilidad de que los vendedores se dejen



llevar por la emoción y terminen ofreciendo precios que se encuentran por



debajo de sus propios costos o que se presenten a subastar cantidades que



no están en capacidad de entregar (Prada, 2005, p.10).



 



Para



los compradores los riesgos, identificados según Prada en los estudios de



Smeltzer y Carr,   son en primer



lugar la destrucción de las relaciones de confianza con sus proveedores más



cercanos aclarando que este no es un riesgo para las entidades públicas. En



segundo lugar, la pérdida de compromiso del proveedor con el comprador,



debido a que la relación esta únicamente basada en el precio y los



proveedores perderán todo interés en invertir algún dinero y en satisfacer



necesidades particulares de sus clientes. Finalmente la presentación de muy



pocos oferentes con lo cual no se desarrollaría un verdadero mercado



competitivo estableciendo que teóricamente son necesarios al menos cuatro o



cinco participantes (Prada, 2005, p.10).




 



Prada



afirma que en este mismo estudio se establece que para que la operación sea



exitosa se deben definir claramente las especificaciones del producto, los



volúmenes de compra deben ser lo suficientemente grandes como para



incentivar a los vendedores a pujar, las condiciones de oferta del mercado



deben ser las apropiadas y la entidad compradora debe tener una estructura



organizacional adecuada (Prada,



2005, p.11).




 



Prada



establece que Smeltzer y Carr encuentran en su estudio como uno de los



hallazgos más interesantes de su trabajo que las subastas electrónicas han



forzado a las compañías que las han utilizado a implementar mejores



estrategias de búsqueda de proveedores. Además deben invertir en



herramientas que les permitan realizar buenos estudios de mercado, de



costos y proyecciones de demanda (Prada,



2005, p.11).




 



De



igual manera, Prada se refiere al estudio de Alan Smart y Alan Harrison, en



el 2003 Online reverse auction and



their role in buyer-supplier relationships. Journal of Purchasing &



Supply Management
, donde analizan el rol de las subastas electrónicas



en las relaciones entre compradores y vendedores. Para ello utilizan la



metodología de estudio de caso, aplicada a seis subastas de compañías



privadas en el Reino Unido (Prada, 2005, p. 12).




 



Sus



resultados son que las subastas electrónicas por sí mismas no fueron el



único factor en determinar los niveles de ahorro obtenidos por las firmas



que las llevaron a cabo;  existieron



otros  aspectos como que la firma



había comprado al mismo proveedor durante los últimos diez años y en ese



lapso  habían entrado nuevos



proveedores de esos productos al mercado del Reino Unido, dentro del tiempo



de la subasta al menos cuatro compradores pujaron hasta el cierre de la



misma y el oferente ganador declaró después de terminada la subasta que aún



tenía margen para bajar los precios y finalmente que la firma Airco condujo



un estudio de mercado previo para invitar a los mayores jugadores del



mercado a la subasta (Prada, 2005, p. 13).




 



Prada



establece que estos últimos dos autores concluyen que las entidades que



usan la herramienta de la subasta inversa deben entender que solo se



consiguen altos niveles de ahorro la primera vez que se usa el instrumento



pues en compras subsiguientes los niveles de ahorro son menores, salvo que



existan cambios tecnológicos, cambios en las políticas comerciales o



eventos externos que influyan dramáticamente en el mercado (Prada, 2005, p.



13).



 



De



igual manera, Prada muestra que Stephan Wagner y Andreas Schwab presentan las



condiciones para llevar a cabo una subasta electrónica exitosa. Encuentran



que debe presentarse un alto número de participantes en la subasta,  el bien o servicio demandado debe ser muy



bien especificado, el volumen a comprar debe ser atractivo para los



oferentes, el costo de cambiar de proveedor debe ser bajo, los mercados del



bien o servicio deben ser competitivos y el comprador tiene poder en el



mercado, la complejidad de los paquetes de bienes y servicios es baja y el



comprador tomo el tiempo necesario para definir e implementar la subasta



(Prada, 2005, p. 13).




 



Prada



argumenta que en la contratación pública la subasta electrónica es un



procedimiento por el cual la entidad contratante recibe la oferta económica



(precio unitario final de venta) por parte de los oferentes a través de una



subasta que se realiza por Internet, también se presenta subastas



presenciales sin uso de tecnologías. 



(Prada, 2005, p. 6).




 



El



sistema de puja a la baja induce a los oferentes a revelar el verdadero



precio de mercado de los bienes y servicios que producen o comercializan,



siempre y cuando la puja se realice en un ambiente competitivo que se



garantiza con un alto número de proponentes. Gracias a la evolución de la



tecnología y de las necesidades de los compradores, nacieron los mercados



electrónicos o digitales (e-Marketplaces), junto con el desarrollo de estos



la herramienta de compra y venta de subastas fue adoptado (Prada, 2005, p.



6).



 



Prada



citando a Craig Carter et al (2004), con el artículo Reverse auctions-grounded theory from



the buyer and supplier perspective
establece como una de las



ventajas de la utilización de la subastas inversas en el sector público es



que ya no se da el esquema tradicional cara a cara  ya que se pretende que no exista relación



alguna entre el comprador y el vendedor en el sector publico esta resulta



provechosa
(Prada, 2005, p. 8). Citando



a Stuhlmacher et al (1998) otra razón importante en la utilización de



subastas en el sector público es la presión de tiempo que impone este



mecanismo demostrando que los negociadores que están bajo la presión del



tiempo se encuentran en una posición desventajosa frente a su oponente (Prada,



2005, p. 9).




 



Prada



concluye que en la contratación pública la subasta electrónica es un



procedimiento por el cual la entidad contratante recibe la oferta económica



(precio unitario final de venta) por parte de los oferentes a través de una



subasta que se realiza por Internet, también se presenta subastas



presenciales sin uso de tecnologías.  (Prada, 2005, p. 6).




 



El



sistema de puja a la baja induce a los oferentes a revelar el verdadero



precio de mercado de los bienes y servicios que producen o comercializan,



siempre y cuando la puja se realice en un ambiente competitivo que se



garantiza con un alto número de proponentes. (Prada, 2005, p. 6).



 



Tamayo



y Posada (2004) afirman que el buen diseño de una subasta deberá tener



especial cuidado en propiciar la participación de un número importante de



oferentes, ya que con ello se estará garantizando varios aspectos



relacionados con el desarrollo propio del proceso y el futuro del mercado:



una cantidad importante de oferentes minimiza las posibilidades de colusión



entre los participantes, maximiza el ingreso para el subastador al obligar



a los oferentes a actuar de manera más agresiva en la puja y genera la



posibilidad de que en el futuro el mercado funcione más competitivamente



(Tamayo & Posada, 2004, p. 27).



 



Paul Klemperer (2002) considera que se debe



cuidar el diseño del proceso de subasta para garantizar el logro de los



objetivos perseguidos y evitar posibles fracasos como la posibilidad de



colusión, ya que si existe un número pequeño de participantes, estos



podrían repartirse el mercado y no interesarse en la competencia; entonces se



debe propender por obtener el mayor número de postores, y que estos no



coincidan con el número de bienes subastados para evitar la repartición (Tamayo



& Posada, 2004, p. 17).



 



Para Rodrigo Harrison el objetivo de estos



procedimientos es reemplazar la competencia en el mercado por la



competencia por el mercado donde la intuición es que el aumento en la



competencia (número de participantes) fomenta un comportamiento más



competitivo (agresivo), donde en el límite los precios tienden a ser los de



eficiencia, esto se conoce como el efecto de competencia (Harrison, 2008,



p. 23).



 



Dentro de los requisitos de contratación



pública y el uso de la herramienta de subasta inversa se encuentra el



evaluar las ofertas sobre la base del menor precio lo cual debe ofrecer una



mayor ventaja económica. Las leyes públicas de adquisición de regulación



suelen prohibir consideraciones de calidad explícitamente (Morand &



Crease, 2006, p. 3). 




 



Para



Morand y Crease los estudios sobre subastas inversas no enfatizan en la



calidad, establecen que la mayoría del tiempo numerosas consideraciones de



calidad son incorporados en los contratos y el nivel de calidad ofrecido



por los vendedores afecta directamente el valor social de las



adquisiciones. La mayoría de los ajustes en las adquisiciones por subasta



tienen en común que se preocupan por los atributos cualitativos de los



productos que desean comprar para estandarizar la calidad de los bienes y



servicios (Morand & Crease, 2006, p. 3).



 



Los



requisitos de contratación no consisten tan solo en evaluar las ofertas



sobre la base del precio, sino que deben ofrecer una mayor ventaja



económica. Además, las leyes públicas que regulan la adquisición suelen



prohibir consideraciones de calidad explícitamente; estos modelos



desconocen una parte fundamental que generan sobre costos en los procesos



de subastas y son el factor determinante en el precio (Morand & Crease,



2006, p. 3).



 



Según Ignacio Pichardo, no necesariamente quien



ofrezca el precio más bajo para entregar un equipo, un servicio o construir



una obra, debe ser el ganador de una subasta ya que muchas razones podrían



hacerlo no recomendable. Por ejemplo, el precio bajo no garantiza la



calidad del producto, del servicio o de la obra, si el precio bajo no es



realista, está mal calculado o calculado con la intención de sacar del



juego a la competencia para pedir posteriormente revisión de precios, si el



precio más bajo corresponde a una empresa con poca experiencia o con serias



debilidades técnicas y financieras internas, el precio más bajo no va



acompañado de condiciones de pago y de financiamiento convenientes para la



agencia solicitante (Pichardo, 2004, p. 245).



 



Estudios



posteriores a la implementación de la subasta inversa en Colombia





 



Las



reformas latinoamericanas han sido conducidas bajo el modelo de las



Naciones Unidas (UNCITRAL),



con una “Ley Modelo”. Una primera versión de esta ley fue en 1993, (compra



y contratación de bienes y obras), la segunda en 1994 (servicios) y la



tercera en 2011. Esta última contiene procedimientos y principios para



lograr el uso óptimo de los recursos y evitar los abusos en el proceso de



adjudicación, promoviendo la objetividad, la equidad, la transparencia y la



participación, así como la competencia y la integridad, para cumplir esos



objetivos (UNCITRAL).




 



Posterior a la expedición de la Ley 1150 de 2007,



en Colombia se han realizado estudios principalmente enfocados al campo



jurídico de la subasta. El desarrollo de análisis económicos de dicha



herramienta es escaso.  Entre otros



estudios, conviene  tener en cuenta



los siguientes:  “Análisis económico de los procedimientos



de selección de contratistas del Estado en el Derecho colombiano: hacia un



mecanismo eficiente y transparente”
, de Mónica Safar; “Adquisición  o



suministro de bienes y servicios de características técnicas uniformes  y de común utilización a través de



subasta inversa
”, de Jaime Eduardo Chaves en el 2010; Guía práctica



para combatir la colusión en las licitaciones, 2010, de la Superintendencia



e Industria y Comercio; Conceptos



básicos de teoría de juegos y teoría de subastas
, 2013,
tesis de Alejandro Infante; “La



concurrencia de proponentes en la subasta inversa”
, 2013, tesis de David



Manjarrés Aragón;y, “Actitudes hacia



el riesgo en la subasta en sobre cerrado a primer precio”
, escrito por



Gerardo Parra Santana en el 2013.




 



En opinión de Mónica Safar, es



posible que el precio no sea el factor determinante y ni siquiera el que



más ventaja comparativa dé en la ponderación de factores; se debe revelar



la información real sobre la valoración del objeto del contrato por parte



del proponente a partir de los precios ofrecidos por los otros



participantes. Establece que la colusión es más probable en una subasta



inversa, cuestión que debe tenerse en cuenta al momento de solicitar las



ofertas. Relaciona a Stigler y Gupta quienes expresan que los factores de



existencia de poco participantes en el mercado y la presencia del mismo



grupo de proponentes en los procedimientos contribuyen a la cartelización



(Safar, 2009, p. 45).




 



Si



hay riesgo de colusión entre los proponentes, la entidad estatal puede



aumentar sus ganancias esperadas estableciendo un precio mínimo aceptable



mayor que el que sería óptimo para él si no hubiera posibilidades de



colusión. Si todos los proponentes coluden, un precio mínimo aceptable más



alto permite resolver de forma más favorable para la entidad estatal el problema



de monopolio bilateral resultante (Safar, 2009, p. 62).



 



Si



la entidad estatal establece un precio de reserva que es secreto, una razón



para que sea así es precisamente el deseo de disuadir la colusión entre



proponentes. Al igual que la realización de subastas por Internet, puede



animar la participación de proponentes por su accesibilidad y ser una buena



estrategia para la entidad estatal ya que las subastas por Internet



dificultan la obstaculización o disuasión de la participación de otros



proponentes por parte de proponentes que participen en un acuerdo colusivo (Safar,



2009, p. 62).



 



Chaves 



busca demostrar el desbordamiento de la potestad



reglamentaria del Gobierno nacional en el ámbito de la contratación



estatal, específicamente a partir de las disposiciones establecidas en el



Decreto 2474 del 2008 en lo que concierne a la adquisición y suministro de



bienes y servicios de características técnicas uniformes y de común



utilización bajo el procedimiento de subasta inversa, frente a los



criterios de selección objetiva desarrollados en la Ley 1150 expedida en el



año 2007 (Chaves, 2010, p. 126).




 



Las



adquisiciones del sector público de bienes y servicios entregan al Estado



un poder financiero enorme e involucran grandes volúmenes de capital,



haciendo mucho más agresiva la com­petencia entre las empresas, pero



también propicia las conductas que a la luz de los fines de la subasta



inversa pueden ser contrarias a los principios de ésta (Superintendencia de



Industria y Comercio, 2010, p. 13).



 



En el documento de Diego Alejandro Infante en el



2013 se afirma que las subastas son un tipo de negociación que ha adquirido



una importancia dentro de los mecanismos de asignación de recursos y



contratos del mundo occidental durante los últimos 50 años. El empresario



común poco sabe del tema y muchas veces hace uso de este método sin mayor



precaución o conocimiento teórico sobre sus características, diseño o



aplicación, da una aproximación a la teoría básica de juegos y subastas,



para mostrar un acercamiento al mecanismo de negociación.



 



David Manjarres Y Santiago Ortiz se plantea la



tesis en la interpretación de los principios de pluralidad de concurrentes



y de economía, la cual pretende que la actividad contractual no sea el



resultado de la improvisación y el desorden, sino que obedezca a una



verdadera planeación para satisfacer necesidades de la comunidad.  La ausencia de múltiples oferentes en la



subasta rompe en consecuencia con el principio de igualdad, y significaría



la adopción de formas encubiertas de discriminación, perturbadoras



sustancialmente de los propósitos definidos.




 



En



el 2013 Gerardo Parra Santana analiza



la manera como un individuo se comporta en una subasta cuando el individuo



es averso, neutral o amante al riesgo
. Define



qué es una subasta, cuales son los cuatro tipos básicos, cómo funcionan,



cómo se diseñan, cuáles son sus estrategias dominantes y se describe el



modelo con el cual se basan las estrategias de las subastas. Se transcriben



las estrategias de las pujas básicas presentadas por José María Usategui en



su texto del 2008 y se calculan las pujas en una subasta en sobre cerrado



al primer precio para finamente realizar un análisis de lo que sucede



cuando se incrementa el número de participantes en una subasta en el campo



teórico.




 



A continuación se describe el modelo de



subasta inversa y se desarrolla el postulado principal de a mayor



número de licitantes menor será la puja, supuesto que se rompe en la



realidad en varias de las subastas realizadas en Computadores para Educar –



entidad estatal colombiana.




 












 
























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SANDRA LUCÍA LÓPEZ PEDREROS

Otro Servidor Público

Entidad: INSTITUTO NACIONAL DE METROLOGIA

Equipo: Control Interno

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