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Episodio 4 | ¿Qué es lenguaje claro?
Escucha "4. ¿Qué es el lenguaje claro?" en Spreaker.
Un mensaje claro es, básicamente, un mensaje fácil de entender. Y, a simple vista, pareciera que casi cualquier mensaje puede tener esta característica. Sin embargo, no siempre ocurre así. Por diversos motivos es posible que lo que queramos decir no se entienda del todo o que generemos más dudas que certezas. Y son varios los escenarios en los que la claridad de un mensaje no es un detalle menor. El sector público es uno de ellos. Es importante que nos comuniquemos con lenguaje claro. ¿Cómo hacerlo? Lo primero es saber a qué nos referimos con este término. En este episodio de Frecuencia Pública, el podcast del Departamento Administrativo de la Función Pública (DAFP), hablamos con Romina Marazzato, miembro de la junta directiva de Plain Language Association International (PLAIN); Ivonne Zambrano, lexicógrafa y profesora del diplomado 'Cómo escribir en lenguaje claro', del Instituto Caro y Cuervo; Catherine Andrea Barrera, líder de la estrategia de lenguaje claro del Departamento Nacional de Planeación; Adriana Vargas, directora de Participación, Transparencia y Servicio al Ciudadano del DAFP, y Brigitte Quintero, líder de lenguaje claro de esta misma dirección del DAFP. Visítanos en www.funcionpublica.gov.co/podcast
Juan Montes: Un mensaje claro es, básicamente, un mensaje fácil de entender. Y, a simple vista, pareciera que casi cualquier mensaje puede tener esta característica.
Sin embargo, no siempre ocurre así. Por diversos motivos es posible que lo que queramos decir no se entienda del todo o que generemos más dudas que certezas.
Y son varios los escenarios en los que la claridad de un mensaje no es un detalle menor. El sector público es uno de ellos. Por eso es importante que nos comuniquemos con lenguaje claro. ¿Cómo hacerlo?
Lo primero es saber a qué nos referimos con este término del que hablaremos en este episodio de Frecuencia Pública, el podcast del Departamento Administrativo de la Función Pública.
Romina Marazzato: El lenguaje claro tiene una definición muy accesible desde las asociaciones de lenguaje claro, que lo definen como una comunicación en la cual la redacción, la estructura y el diseño le permiten al lector meta, al lector al que estamos dirigiendo nuestro texto, encontrar lo que necesita entender eso que encuentran y poder utilizar esa información para sus fines, por ejemplo: aprender, por ejemplo: tomar una decisión, por ejemplo: realizar una tarea o un proceso.
Ivonne Zambrano: Es un uso del lenguaje que le permita a todas las personas el derecho que tienen a leer y documentarse y entender los procesos que ellos tengan que generar a todo nivel. Se utiliza para la comprensión del público en general.
Catherine Andrea Barrera: Para mí el lenguaje claro es como la correcta interpretación de lo que el otro necesita saber y conocer. ¿Qué quiere decir esto? Si estamos comunicándonos tú y yo, yo necesito saber quién eres tú, cuáles son tus características generales, ¿sí? Para poder comunicarme en tu lenguaje, para que la interpretación de lo que tú entiendas sea la correcta.
Adriana Vargas: Es una forma de comunicarnos mejor entre el ciudadano y el Estado, una forma más empática, más cercana, que atiende las necesidades y entiende cuáles son las características especiales que tienen cada uno de los ciudadanos y que nos hacen a nosotros como servidores públicos e instituciones públicas permitirnos
comunicar de mejor manera toda la oferta institucional que tenemos en nuestras entidades.
Brigitte Quintero: Es un estilo de comunicación que puede ser escrita o puede ser verbal, que nos permite ponernos en los zapatos de la ciudadanía para poder facilitarles un poco la vida. Le permite a la gente, cuando vea algo o escucha algo, lea algo en lenguaje claro, le permite encontrar, comprender y usar la información pública para poder ejercer sus derechos para poder cumplir sus deberes, para poder participar para poder hacer el control social. Es, digamos, el puente de comunicación que existe
entre el Estado y las personas
Romina Marazzato: El lenguaje claro como movimiento no es realmente un secreto o un descubrimiento del siglo XXI...
Juan Montes: Ella es Romina Marazzato Sparano.
Romina Marazzato: Soy traductora y redactora en Plainlii y trabajo en asociaciones del
lenguaje claro. En este momento soy miembro de la junta directiva de Plain (Plain Language Association International).
Romina Marazzato: … sino que, simplemente la comunicación clara, directa y amable que permite agilizar y hacer más efectiva la interacción parte como movimiento de esfuerzos en el mundo angloparlante con respecto a la formación de adultos para encontrar textos que sirvan para la educación de estudiantes adultos que entran al mercado laboral en la primera mitad del siglo XX, sin la formación que, a lo mejor, uno espera hoy en día de una persona que haya pasado por su escuela primaria y secundaria.
Entonces, para ayudar a estos nuevos trabajadores, había que formarlos con textos que no fueran especializados, ya de gente universitaria. Y, por otro lado, para darle acceso al ciudadano a la información de los servicios gubernamentales, que son el
trabajo del gobierno y, sin embargo, con el tiempo, por distintos motivos, a veces por motivos burocráticos, a veces la necesidad o la creencia de que el lenguaje difícil da estatus o da más autoridad, se pierde el contacto con el ciudadano, lo cual no solamente perjudica a ciudadanos, sino que perjudica al gobierno.
De hecho, muchos proyectos del lenguaje claro tienen que ver con presentar mejor información, por ejemplo impositiva, lo cual reditúa, le reditúa al gobierno, la gente paga más a tiempo, paga lo que corresponde, en lugar de confundirse, equivocarse, tardar...
Entonces, tiene que ver con el acceso a información y servicios. Dijimos primero: de entrada al mercado laboral, el ciudadano y el tercer punto es un poco los derechos del consumidor a los que apuntan algunos proyectos del lenguaje claro inmersos en la empresa privada.
Es muy interesante en Estados Unidos, donde yo estoy radicada hace muchos años, una defensora de los derechos del consumidor fue una ex Miss América (Bess Myerson) y tenía mucho seguimiento porque había sido Miss América, pero que se transformó realmente en defensora de los derechos del consumidor y logró traducir muchos contratos muy, muy engorrosos, oscuros, largos que les permitían a ciudadanos que pedían préstamos, ciudadanos que tenían que hacer transacciones
financieras con el banco en el que trabajaba, que era Citibank, acortar todos esos contratos, hacerlos mucho más claros y muchos más justos.
De hecho, uno de sus logros fue terminar con una ley que le permitía al banco, prácticamente, apropiarse de la casa, por ejemplo, de de alguna persona que había pedido un préstamo por no pagar a tiempo, cuando era completamente desproporcionado el monto que se debía con el valor de la propiedad que le quitaban.
Y ahora creo que lo que es interesante en el siglo XXI es que el lenguaje claro se amplía en su alcance, tanto a hacer llegar información a personas con discapacidades, por ejemplo, no solamente cuestiones de accesibilidad a nivel digital, para personas con, a lo mejor, discapacidades físicas, como puede ser el acceso a lectores de pantalla, la descripción de imágenes para las personas no videntes; sino también para personas con discapacidades cognitivas para las cuales tenemos que hacer una adaptación de contenido. Por ejemplo, hace poco un grupo de colegas que trabajan en francés, en la academia de lenguaje claro, trabajaron con un grupo de personas autistas para hacerles llegar información financiera. Esto es la expansión del lenguaje claro hacia las necesidades especiales.
Y, por otro lado, está la expansión del lenguaje claro al lenguaje técnico, que en algún momento parecía como divorciado de la claridad y, sin embargo, el lenguaje técnico, académico y científico es sumamente necesario para divulgar información científica, como lo hemos visto durante todo este año en la pandemia, donde se ha hecho muy necesario entender cómo funciona el contagio de un virus, una vacuna, la prevención etcétera, y para informar a nuestros legisladores, que tienen que tomar decisiones basadas en evidencia técnica, evidencia científica y no pueden tomarlas a la ligera y tienen que conocer, a pesar de no ser ellos médicos, científicos, ingenieros, etcétera, tienen que conocer todo este contenido.
Juan Montes: ¿Y qué antecedentes existen en el caso específico de Colombia? Escuchemos a Catherine Andrea Barrera, líder de la estrategia de Lenguaje Claro desde el Departamento Nacional de Planeación.
Catherine Andrea Barrera: Desde la Constitución Política del 91 hay varios artículos que nos hablan de la importancia de la relación del Estado con la ciudadanía. El artículo 10 de la Constitución nos dice que el castellano es la lengua oficial de Colombia; sin embargo, en cada una de las regiones, sabemos que hay 68 lenguas diferentes en Colombia, es importante comunicarnos a través de ese lenguaje, del lenguaje que usa cada una de esas poblaciones.
En Colombia se empieza a hablar de temas relacionados con el lenguaje claro desde la ley 962, que es una ley antitrámites. Hay varios decretos, hay varios documentos Conpes, en el distrito existe la política pública de servicio a la ciudadanía y ahí se habla del lenguaje claro.
A nivel nacional está el Conpes 3785, que nos habla de la política nacional de servicio a la ciudadanía y del principio de certidumbre. Certidumbre es darle respuesta al ciudadano y que le quedara claro el modo y el lugar en el que se le va a dar respuesta.
El tema del lenguaje claro enlace desde ahí. El primer documento oficial que tiene el Estado es ese Conpes 3785. En su momento el Departamento Nacional de Planeación tenía el Programa Nacional de Servicio al Ciudadano y allí se crea la estrategia de lenguaje y claro. Son los primeros acercamientos que tenemos desde el estado con el tema del lenguaje claro acá en colombia.
Juan Montes: Quizás, uno de los hitos más recientes en Colombia es la conformación de una Red de Lenguaje Claro, que ha facilitado la cooperación entre diferentes actores.
Catherine Andrea Barrera: Desde 2018 varias entidades, entre esas la Cámara de Representantes, la Universidad de los Andes, el Instituto Caro y Cuervo y el Departamento Nacional de Planeación, que en su momento estaba liderando toda la política de servicio al ciudadano, dijeron: “hay que unirnos porque todos estamos haciendo, de manera desarticulada, temas del lenguaje claro”. Y, desde la academia, desde lo público, desde la Cámara de Representantes se unieron, se hizo un documento en el que se decide que se va a conformar una Red de Lenguaje Claro. Hay experiencias internacionales: Red de Lenguaje Claro de Argentina, Red de Lenguaje Claro de Chile, otras organizaciones como Clarity y Plain, que hablan del lenguaje claro y dijimos: “bueno, nuestras experiencias son buenas, vale la pena que nos unamos y entre todos trabajemos de la mano”. Se han ido adhiriendo varias entidades.
A nivel distrital está la Veeduría Distrital, que es una entidad de control preventivo, que también tiene una estrategia. Se llamaba, hace unos años, Estrategia de comunicación para la gente, ¿sí? Pensada en la ciudadanía, que está basada en la del Departamento Nacional de Planeación. Se han ido adhiriendo entidades como la Agencia Nacional de la Defensa Jurídica del Estado, que ellos hablan para todos los defensores del Estado y tienen una guía de lenguaje claro para estas personas, para la población jurídica, se adhirió una firma de abogados que se llama Peña Delgado y García Abogados y ustedes dirán: “bueno, ¿porque un privado está en este tema?”. Porque ellos también se dan de cuenta lo difícil que es interpretar las respuestas del Estado, ellos tienen clientes y a sus clientes también les simplifican todo el trámite pensional, les dicen: “mire, esas son las normas que aplican para su caso, son un montón, nosotros hicimos un resumen, por favor léalo”. Y es una página cortica en donde dice por qué y para qué debe hacer las cosas.
¿Qué buscamos con esta red de lenguaje claro? Implementar acciones que nos faciliten la comunicación, que realmente nos permitan recuperar la relación y la confianza de la ciudadanía. Entonces estamos impulsando acciones para que todas las entidades públicas, privadas, de la academia que se quieran unir trabajemos todos de la mano, que mejoremos nuestra comunicación, que busquemos otras formas de relacionamiento con la ciudadanía, siempre pensando en el otro.
Juan Montes: En 2021, el Departamento Administrativo de la Función Pública ingresó a esta red e hizo del lenguaje claro uno de los proyectos estratégicos de la Dirección de Participación, Transparencia y Servicio al Ciudadano, cuya directora es Adriana Vargas.
Adriana Vargas: La Red de Lenguaje Claro de Colombia es un punto de encuentro entre diferentes actores comprometidos con hacer realidad el lenguaje claro en el país. Es un punto de encuentro entre academia, instituciones públicas, organizaciones de la sociedad civil que de manera dinámica, desinteresada, intercambian información, colaboran para desarrollar mejores contenidos y que, sin duda, constituyen un motor para el proyecto de lenguaje claro que se ve reflejado en todos los proyectos que estamos adelantando de manera conjunta, pero sobre todo en que cada vez seamos más los que incorporamos el lenguaje claro dentro de nuestro quehacer diario y que podemos apoyarnos en estos expertos que se reúnen en el marco de la Red de Lenguaje en Claro de Colombia.
Brigitte Quintero: Es un intercambio y es un diálogo de saberes, también, y de experiencias. Nos permiten saber qué está pasando, qué preguntas hay importantes de la sociedad que podemos empezar a analizar y a resolver.
Juan Montes: Escuchamos a Brigitte Quintero, líder de lenguaje claro de la Dirección de Participación, Transparencia y Servicio al Ciudadano de Función Pública.
Brigitte Quintero: Nos llevamos esto de la red también a nuestras organizaciones para pensarnos al interior y generar propuestas. Por ejemplo, para Función Pública es muy importante ser parte de la red. Estamos ahorita trabajando en un tema de cuidado de lo público con algunas veedurías ciudadanas en el país, con apoyo de miembros de la red. Entonces, lo que nos hace posible es cómo ese vínculo academia-Estado-ciudadanía. a través de un escenario como este, puede empezar a dialogar y a generar propuestas de lenguaje claro para facilitar la comunicación de lo público. ¿Cómo le cuento el cuento a los ciudadanos con la participación de ellos mismos, no? Eso es muy interesante en la red. El ciudadano solamente es un receptor de la información, sino que también colabora y participa y puede tener ideas muy interesantes.
Entonces, en estos ejercicios colaborativos que estamos haciendo en Función Pública con la red ha sido o, digamos, es clave también para para seguir pensando en la construcción de un Estado que se comunica de manera sencilla y simple.
Adriana Vargas: La red se constituye en ese punto donde diferentes perspectivas se encuentran para hacer más posible el entendimiento de esas necesidades ciudadanas porque, como lo hablábamos, el lenguaje claro es empatía, entonces necesitamos tener esas diferentes perspectivas para poder encontrar cuál es la mejor manera de comunicarnos y cuáles son esos mejores aprendizajes y experiencias que tenemos en la materia para hacerlo. Sin duda, esto no es un esfuerzo que se puede lograr con una única acción o con un único actor, sino que requiere del trabajo colaborativo y de la armonización de diferentes esfuerzos por parte de otras entidades. Entonces, encontrarnos muchos con el mismo propósito, pero que trabajamos con diferentes grupos poblacionales, desde diferentes perspectivas pues sin duda es de lo más enriquecedor.
Juan Montes: Uno de los resultados de esta red fue la creación del diplomado ‘Cómo escribir en lenguaje claro’ del Instituto Caro y Cuervo. Ivonne Zambrano, lexicógrafa e investigadora, hace parte del equipo docente de este diplomado.
Ivonne Zambrano: A raíz de esa participación y ese compromiso como una institución que, además de salvaguardar, promueve el estudio de la lengua, del español y las lenguas indígenas y las lenguas criollas, entonces hace parte de este comité, de este grupo de trabajo. Esa fue la motivación del diplomado: ¿cómo llegarle a la gente de una forma clara? Cómo personas que tengan de alguna manera interés en consultar, en saber qué es el lenguaje claro, todo esto pues se creó el diplomado para estas personas, de hecho el diplomado está dirigido al público en general. No se necesita un conocimiento previo, ni tener pregrado, sino simplemente personas que quieran saber qué es el lenguaje claro y cómo poder alcanzar esa forma de escribir.
Juan Montes: Este diplomado se compone de tres módulos.
Ivonne Zambrano: Un módulo de lingüística, toda la parte de conocimiento de la lengua, la estructura de la lengua; un segundo módulo, que es la parte de comunicación, donde básicamente se habla de la tipología textual, y un tercer módulo que habla de la macroestructura; es decir, cómo se estructura la lengua, cómo se estructuran las oraciones y cómo se llega a hacer un escrito. Y esa ya sería la última parte para llegar al proceso de producción. Entonces son tres módulos y el trabajo final. Ya al final hay textos muy interesantes, muy bien elaborados, se nota el cambio.
Juan Montes: Además, existen otros recursos de formación en lenguaje claro, disponibles para quienes trabajan en el sector público.
Catherine Andrea Barrera: Desde el Departamento Nacional de Planeación se han creado guías de lenguaje claro. Hay una que se llama Guía de lenguaje claro para servidores públicos de Colombia, otra que se llama 10 pasos para comunicarnos en lenguaje claro. Estos documentos son gratuitos, están disponibles en la página, o sea en Internet. Solamente buscamos “guías de lenguaje claro”. Son recursos gratuitos que podemos descargar que podemos conocer que nos permiten acercarnos a la ciudadanía y cómo sabemos que la comunicación no solamente es escrita, tenemos también un curso virtual para servidores y colaboradores públicos del Estado.
En este curso virtual de lenguaje claro, ¿qué podemos encontrar? ¿Cómo mejorar nuestra comunicación? Primero, sí en el canal escrito. Antes de la pandemia casi que el 40% de nuestras peticiones llegaban de manera escrita a la entidad, iba el ciudadano hasta que radicaba en la entidad, pero hemos migrado a otros canales. Entonces, en el módulo uno y dos hablamos de la importancia de la comunicación escrita. En el módulo tres: ¿cómo podemos usar nuestra voz? ¿cómo podemos comunicar con el tono adecuado? Que la otra persona también sepa interpretar los sentimientos y la forma de relacionamiento que nosotros tenemos con ellos, que nuestra comunicación sea asertiva también de manera verbal. En el módulo cuatro se habla de la importancia del lenguaje no verbal, de cómo estamos nosotros expresándonos ante nuestra audiencia, nuestra ciudadanos, nuestros usuarios de la manera correcta, que nosotros nos prestemos como ese sentimiento como de empatía, que nosotros recibamos bien a la ciudadanía, al usuario, a nuestro interlocutor.
Juan Montes: A pesar de lo necesario que resulta implementar el lenguaje claro en la comunicación estatal, es probable que existan miedos o barreras que dificultan su implementación. Tal vez por temor a cometer imprecisiones o a dejar de lado información que, si bien es técnica, se considera necesaria para el mensaje que debe transmitirse.
Romina Marazzato: Está este temor a “bueno, pero entonces si yo tengo que usar palabras familiares al lector, ¿voy a ser menos preciso, voy a ser menos ajustado a mi tema, voy a introducir errores en lugar de hacerlo más claro y más preciso?”. Y no, no es así, porque, de hecho, el lenguaje claro, como decía antes, tiene un abanico de aplicaciones que incluso promueve el vocabulario específico, técnico, si se trata de una audiencia especializada. Y si no se trata de una audiencia especializada, tenemos una serie de estrategias para explicar.
A veces es posible no utilizar un término técnico, pero a veces es necesario utilizarlo porque el ciudadano, el paciente tiene que saber ese término para poder comunicarse con otros proveedores, con otros organismos. Esto pasa mucho, por ejemplo, en el tema de médico, de enfermedades o de formularios que tienen un nombre específico porque hay otro muy parecido. Por ejemplo, un formulario de solicitud de pasaporte adulto en lugar del formulario de solicitud de pasaporte de menor; bueno, hay que entender que sí, es un título largo porque una cosa es pedir el trámite para para un chico, para un niño, y otra cosa es pedirlo para sí mismo, para un adulto, pero todo eso se puede explicitar de manera clara. A veces, el lenguaje claro ayuda a cortar un texto y a veces hay que alargarlo un poquito, pero no es necesario, de ninguna manera, perder precisión para comunicarse con claridad.
Entonces, en el ámbito burocrático muchas veces “bueno, pero este paso y este paso, hay que nombrar esta ley y hay que nombrar esta ordenanza”, sí, se puede hacer, pero la estrategia del lenguaje claro es sacar a la superficie la información más importante, la información más necesaria y después, si se debe justificar, si se debe, se tiene que hacer referencia a una cierta ley, se tienen que dar ciertos detalles... se pueden poner más abajo.
Catherine Andrea Barrera: En muchas entidades, digamos, no se la había dado como importancia, como que decimos: “no, pero es que esto siempre se ha dicho de la misma manera y siempre lo hemos hecho así”. Una de las barreras del lenguaje claro es eso, creer que no se puede decir de otra manera, que si nosotros desde nuestra entidad, desde nuestro rol, cambiamos el lenguaje y lo aterrizamos a la ciudadanía, estamos perdiendo la elegancia, la forma correcta de hacer las cosas.
En alguna charla alguien dijo: “no, es que el lenguaje claro tiene enemigos públicos y son los abogados”. Yo considero que no, no hay ninguna profesión que sea enemiga del lenguaje claro, sino las costumbres, ¿sí? Creer que sólo se puede decir de esa manera, que siempre se ha dicho igual, ni siquiera entendemos de dónde surgen esas palabras tan rimbombantes, tan especializadas y nos quedamos con eso. Yo creo que esa es la principal barrera que tiene el lenguaje claro: la forma de hacer las cosas como se venían haciendo antes.
Muchas personas dicen: “no, es que el lenguaje claro es hablar muy poco, es decir poquitico, es resumir todo a que quepa en un solo párrafo”. No, el lenguaje claro nos invita a ser precisos, ser concisos y lo que decimos en ese momento de precisión y de concesión es: “esos términos que usted está usando, ¿realmente tienen un sinónimo, cierto?”. Normalmente, las palabras que nosotros usamos en el Estado tienen un sinónimo. Si, definitivamente, la palabra que se está usando, el término que está usando, no tiene un sinónimo, no tiene una palabra parecida en el español, ¿cuál es la recomendación que siempre hacemos? Ponga un ejemplo, a través de ejemplos es mucho más fácil comprender.
El lenguaje claro no quiere decir que las cosas se puedan resumir a su mínima expresión, sino que cuando se traduzcan o cuando se les simplifique la comunicación el ciudadano sea fácil comprender. Esto no siempre quiere decir que toda la información que yo tengo que darle quepa en una página, tal vez podemos usar dos páginas, pero que en esas dos páginas la información sea de valor, que realmente se le esté dando respuesta a la ciudadanía, al usuario, de esta información, no simplemente llenarlo de tecnicismos, de normas y de información que no es relevante para la respuesta a esta persona.
Brigitte Quintero: Es un tema de carácter social. Nosotros estamos habitados en una gran casa que es la casa del lenguaje. No podemos no comunicarnos, no podemos salirnos del lenguaje. Lo que le estamos diciendo a las personas es que en esta casa que habitamos todos nos comuniquemos de manera más efectiva y más sencilla.
Necesito ponerme en los zapatos del ciudadano y creo que a veces, ¿sabes?, es un poco más difícil escribir en lenguaje claro que en lenguaje complejo porque estamos muy acostumbrados al uso de términos especializados. Hay un ADN por allá en lo público en donde tiene que ser muy normativa, muy legal o muy justificatoria, digamos, la comunicación.
Creo que aquí en Colombia empezamos un poco a verlo en el tema de la revisión, para luego la transformación a versiones más sencillas, pero poco a poco la idea es ya no para una segunda versión en lenguaje claro, sino que desde el inicio yo conciba un trámite, un procedimiento, una norma, un programa, un algo que quiero comunicar en lenguaje simple.
Juan Montes: Es probable que se piense en el lenguaje claro como un proceso final de revisión, casi como una especie de corrección de estilo previa a la fase de divulgación. Sin embargo, resultará más efectivo si acompaña a los procesos desde su misma formulación, desde el primer paso.
Romina Marazzato: Muchas veces emerge esto, tanto en el ámbito privado como en el ámbito público, en este último paso, en la publicación de este documento, de este formulario, de esta página web, que le damos al ciudadano y resulta que cuando no obtenemos los resultados esperados o, por ejemplo, uno de los proyectos más citados en el mundo del lenguaje claro es un proyecto de una carta de beneficios a un grupo de veteranos militares en la que era tan confuso que recibían todos los días, a toda hora, llamados pidiendo aclaración: ¿esto qué quiere decir?, ¿este formulario dónde lo encuentro?, ¿este paso lo hago primero o lo hago después? Todo este tipo de obstáculos, sí, los tenemos que pensar desde desde la creación del proceso y nos sirve, bueno, sí, nada es perfecto, todo es perfectible; entonces, la idea es poder fomentar con esta concientización sobre el lenguaje claro no solamente el aspecto de la redacción, que sí se puede mejorar y que sí se puede mejorar también a último momento, sino también esto que está detrás de la redacción, que es el proceso con el cual está comprometido o involucrado el ciudadano, el paciente, el cliente, el colega, el especialista... todos, en definitiva.
Adriana Vargas: Yo creo que esa es la apuesta principal que nosotros tenemos en materia de lenguaje claro y es que sea incorporado como un principio por diseño y por defecto de toda la generación de contenidos institucionales que se realicen. Así como nosotros desde el comienzo, que empezamos a generar contenidos, que empezamos a pensar en programas y proyectos, identificamos esos mínimos que tenemos que formular y garantizar desde el diseño mismo, ¿no? Hablamos de ese tema de rigurosidad técnica, hablamos de un tema de seguridad, por ejemplo, cuando generamos algún tipo de programa o proyecto o algún tipo de comunicación o imagen visual que está acompañado, asimismo nosotros deberíamos garantizar la incorporación del lenguaje claro como principio en la generación de contenidos, de tal manera que no estamos pensando en un formato alternativo o en un momento al final, después de la generación de este producto, sino que lo estamos garantizando desde el comienzo y la clave para hacer eso es que nosotros no estemos pensando en proyectos puntuales, que estemos adelantando con diferentes entidades para transformar tal o cual cosa o para traducir tal o cual cosa, sino en la generación de capacidades y habilidades en los servidores públicos que les permita entender que usar el lenguaje claro en su diario vivir, en el quehacer de todos los días es lo que les va a permitir que, efectivamente, se evidencie en cada una de las comunicaciones y entre las interacciones que tiene con el ciudadano.
Además estamos pensando que el lenguaje claro está plasmado en un lenguaje escrito pero no necesariamente es así; es también un lenguaje verbal, es también un lenguaje corporal, es también un lenguaje visual. Entonces, de la manera en que nosotros generamos estas capacidades y esas habilidades en los servidores públicos, incluso estamos pensando ahora no solamente a los servidores públicos, sino en los estudiantes que mañana serán estos profesionales que se involucren en temas de lo público y que se involucren en el estado, que tengan las habilidades suficientes y el conocimiento suficiente para que cada una de esas interacciones que tiene con un ciudadano se hagan en lenguaje claro desde una manera, digamos, intrínseca, que estuviera incorporado en el ADN de los servidores públicos, que no fuera un adicional, un algo más que yo tengo que pensar al final, sino que esto ya hace parte de la forma en que nos comunicamos, que tengamos nosotros ese chip dentro que nos va mandando alertas y mensajes: “no hables con siglas, trata de simplificar el lenguaje, no pongas tantos adjetivos, escribe más sencillo, reduce las ideas…”, como que empezáramos a funcionar con unas autoalertas y que eso nos permitiera generar un comportamiento más estructural y más sistemático, ¿no?
Adicional a eso, digamos que este tipo de proyectos de lenguaje claro y esta dinamización del lenguaje claro en el servicio de lo público tiene que llegar a un momento en el que no requiera que haya alguien dinamizándolo, sino que simplemente hage parte del quehacer de lo público y que eso se vea reflejado en todo lo que hacemos.