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Putumayo crónica de una visita esperada “Juntémonos”
Wilson dejó encargado a alguien en su caseta mientras hacía fila en la feria estatal de Puerto Guzmán. Solo tuvo unos segundos para hacer sus diligencias porque había mucha gente, su café se vendía bien, era un grano con aroma a frutos secos, intenso, dejaba en el paladar ese sabor tostado y liviano de una tierra fértil y frondosa como la del Putumayo. Alguna vez él sembró coca, pero para fortuna de los paladares hace más de una década le apostó al cambio, esta es su historia…
Era una mañana caldeada del viernes 22 de septiembre, las temperaturas superaban los treinta grados en el bajo Putumayo- Puerto Asís. Wilson Javier Ruiz de 61 años, oriundo de aquellas tierras, despertó con molestia en los ojos, le ardían, ya no ve igual de lejos. Tenía pocos minutos para salir, se atalajó, alistó los sacos de café, se colgó el morral expectante, pues iba a ir mucha gente al festival Juntémonos en Puerto Guzmán. 42 entidades del Estado, y las personas del bajo (Puerto Asís, Orito), medio (Mocoa, Villagarzón) y alto putumayo (Sibundoy, Santiago, San Francisco, Colón).
Desde Puerto Asís, donde vive, en su moto Honda 150, se gastó dos horas y media hasta el Coliseo Cubierto el Jardín de Puerto Guzmán. Muy cerca de allí alquiló su caseta para exhibir su café Wil Fel, que curiosamente son las iniciales de su nombre. Otro motivo para asistir a Juntémonos es que tiene una visita pendiente en el punto de atención de Min Salud, es para ver qué puede hacer con sus ojos. También planeó ir al stand del SENA para ver si puede buscar alianzas y dar conferencias sobre el café en Putumayo. “Puede creer, hay gente que piensa que acá en esta región no se da el café, pero esta tierra es fértil y da de todo”. Agrega y se seca el sudor de la cara con una bayetilla reubicándose de tal forma que yo lo pueda cubrir del sol. Le gustaría visitar más la feria, confiesa, pero hay mucha gente, miles de personas se agolpan para solicitar información útil, en algunos casos vital; temas de desaparecidos, tierras, salud, infancia son solo algunos de estos. Este municipio a orillas del río Caquetá, donde es habitual la extracción artesanal de oro, es un territorio de tierras fértiles atravesado en diferentes épocas de su historia por bonanzas de maíz, plátano y coca, lo que trajo la fortuna y dicha de algunos, pero también masacres, desaparecidos y dolor en sus veredas.
Wilson es un emprendedor, lleva en este negocio más de 10 años, quiere hacer una marca con la comunidad, tener maquinaria, le toca procesar y hacer la tostión de la pepa en Bruselas – Huila, porque por la región no hay donde. Luego de tenerlo listo sale en su moto y lo distribuye por todo el Putumayo. “Para mí es una mata superior a cualquier otra mata, en el café no se pierde ni la cáscara, ni la hoja, acá procesamos la pulpa y el mucílago”. Siempre ha trabajado duro y como muchos por acá con una conexión especial por la tierra. En su infancia veía a sus padres sacar racimos de plátano, ñame, naranja y arroz. Luego en la década de los noventa llegó el apogeo de la coca. “Ahí fue la crisis de la agricultura del Putumayo, en ese tiempo para ganarse un millón en arroz y maíz tenías que cargar varios potes, mientras que con la coca era solo un talego y echárselo al bolsillo”.
Él también participó en estos cultivos, pero tiene la convicción del cambio desde hace décadas, ahora es un caficultor, y cuando lo dice saca pecho, mira el horizonte pensativo y observa a lo lejos los picos montañosos de los cerros Patascoy y Putumayo, se perfilan enormes contra el cielo y se estrellan en la bruma dando una sensación surrealista. Luego de ofrecerme otro café y ver mi rostro satisfecho agrega, " he regado semillas para que la gente lo siembre, para que tenga conciencia y cambie de un cultivo que en malas manos se vuelve ilícito como la coca por uno licito, esa es mi lucha, ojalá la gente piense y cambie y así no va a tener ningún problema, esa es mi idea seguir luchando”.
Wilson es separado vive con sus tres hijos, ya son grandes, admite que su corazón ahora está en el grano, se reúne con la gente de la comunidad y le compra el café de buena calidad y lo distribuye. Quiere empoderar la zona por eso refunfuña contándome que “la gente toma café de Nariño y del Ecuador, cuándo tenemos café acá, por qué no tomamos nuestro producto”. Esta feria organizada por el Gobierno colombiano y articulada por Función Pública para Wilson fue la oportunidad de tener claridad en el procedimiento para buscar atención en salud y además fue una buena venta, admite con sonrisa en la cara. Se despide agradecido con este espacio y sigue el peregrinar de su marca Wil Fel, va de pueblo en pueblo vociferando su llamado, “necesitamos que el Gobierno diga bueno Wilson hagamos esto, yo quiero dar charlas sobre café. Agradezco esta visita de Juntémonos, ojalá tengan en cuenta la cantidad de peticiones que hicimos y sigan poniendo un granito en cada región, estamos trabajando con las manos, debemos seguir el cambio que se necesita, el cambio total. Ojalá esto llegue al corazón de las entidades y los colombianos”. Durante los días 22 y 23 de septiembre durante la feria las 42 entidades atendieron cerca de 8 mil solicitudes en Puerto Guzmán. Este 6 y 7 de octubre la cita será en Venecia – Cundinamarca, territorio priorizado por el Gobierno del Cambio en la búsqueda de fomentar la construcción de tejido social desde la inclusión, los saberes, el arte y la cultura.
Crónica - Historias de Juntémonos Puerto Guzmán
Descubre su historia y las acciones de Selvas Vivas, un colectivo que promueve las causas socioambientales por el cuidado del territorio y los animales. Una muestra del arduo trabajo de las comunidades de esta región. ¡Seguimos tejiendo lo público !