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Episodio 7 | Innovación pública
Escucha "7. Innovación pública" en Spreaker.
Escuchar este podcast a través de un servicio de streaming —en el momento y lugar que cada oyente prefiera, con la posibilidad de ponerle pausa al contenido y sin depender de una estación radial ni un horario específico— es una muestra de innovación: innovación en los medios de comunicación, en la tecnología, en el consumo de información. De hecho, pareciera que podríamos hablar de innovación en casi cualquier aspecto de la vida. Algo que, de cierta forma es cierto, por lo que no está de más saber con exactitud qué es la innovación y también qué significa concretamente en el sector público. En este episodio de Frecuencia Pública, el podcast del Departamento Administrativo de la Función Pública, hablaremos sobre innovación pública con Ana María Calle, gestora del Portafolio Crear de la Corporación Ruta N; Roman Yosif y Catalina Gutiérrez, del Laboratorio de Gobierno de Chile; Sergio Chica, director de Innovalab-ESAP, y Juan Felipe Yepes, de la Dirección de Gestión del Conocimiento de Función Pública.
Juan Montes: Escuchar este episodio de este podcast, a través de un servicio de streaming —en el momento y lugar que cada oyente prefiera, con la posibilidad de ponerle pausa al contenido y sin depender de una estación radial ni un horario específico— es una muestra de innovación: innovación en los medios de comunicación, en la tecnología, en el consumo de información... y la lista podría continuar. De hecho, podríamos hablar de innovación en casi cualquier aspecto de la vida, por lo que no está de más saber con exactitud qué es la innovación y, posteriormente, saber que significa, concretamente, en el sector público.
La innovación pública será el tema central de este episodio.
Esto es Frecuencia Pública, el podcast del Departamento Administrativo de la Función Pública.
Ana María Calle: Definiciones de innovación hay muchas. A mí me gusta muchísimo una que es muy sencilla: que es desarrollar con éxito nuevas y mejores ideas que el mercado pueda adoptar.
Juan Montes: Ella es Ana María Calle, gestora del Portafolio Crear de la Corporación Ruta N.
Ana María Calle: Es muy sencilla, pero obviamente uno puede empezar a desglosar qué significan nuevas y mejores ideas, pueden ser productos, servicios, procesos de producción, plataformas, formas de llegar al mercado, nuevas estructuras organizacionales... y “que el mercado adopte”, pues realmente cuando estamos hablando de mercado podemos hablar de muchos, o sea no necesariamente es el mercado tal cual capitalista de compra y venta de servicios, no, el mercado realmente es ese público objetivo, esos usuarios a los cuales va dirigida esta innovación o este desarrollo que se esté planteando.
Una innovación se da cuando eso que se desarrolla se pueda realmente aplicar o llevar al usuario y al ciudadano, le resuelva una necesidad como tal. Esta es una definición muy amplia, realmente creo que la más conocida es la del Manual de Oslo...
Juan Montes: El Manual de Oslo es una guía publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y la Oficina Europea de Estadística para la medición de las actividades científicas y tecnológicas, con directrices propuestas para interpretar datos de innovación tecnológica.
Ana Calle: … que nos dice que innovación es un producto o un proceso o una combinación de productos y procesos que sea diferente significativamente de los productos y procesos anteriores y que se hayan puesto a disposición de los potenciales usuarios o que se hayan implementado dentro de la institución o de la organización.
Entonces, realmente casi que todas las definiciones llegan a lo mismo: ¿qué es eso que hace que una innovación realmente sea una innovación? Que se pueda aplicar, que se pueda llevar a los usuarios, al mercado a ese público al cual va dirigida esa innovación, que sea acepta y que sea implementada como tal. De lo contrario, no sería una innovación, sería una idea y una idea no necesariamente es una innovación.
Roman Yosif: Las definiciones de innovación son múltiples.
Juan Montes: Escuchamos a Roman Yosif, director ejecutivo del Laboratorio de Gobierno de Chile.
Roman Yosif: El Laboratorio de Gobierno nace en el año 2015; de hecho, en este mismo mes estamos comenzando a celebrar los 6 años del Laboratorio de Gobierno y nace una respuesta natural un fenómeno global, donde a nivel mundial la manera de aproximarse a los cambios en la administración pública estaba quedando un poco obsoleta y al mismo tiempo emergía, digamos, una necesidad latente de tener un espacio privilegiado, si se quiere, para poder experimentar en el contexto del Estado y hacerlo siempre de cara a las personas y la gracia que tuvo también el laboratorio en su inicio fue justamente el que lo diseñamos y lo creamos desde una lógica experimental, prototipando y testeando distintas maneras de hacer y distintos modelos y líneas de acción de cómo debía ser un laboratorio de gobierno, hasta que, con el transcurso de los años, nos dimos cuenta de cómo tenía que evolucionar y cómo tenía que consolidar un modelo de innovación pública que permitiera que estos cambios se aceleraran. Hoy podemos decir, creo que con mucho orgullo, que tenemos un modelo de innovación pública “a la chilena”, digamos, donde estamos desde el centro del gobierno impulsando la innovación pública y con este cambio de paradigma en la gestión del Estado, donde el diseño, la implementación y la gestión de estas nuevas políticas y el rediseño de los servicios públicos se realizan desde el paradigma y desde los principios de la innovación y es así en el fondo como entendemos el laboratorio como esta agencia que está acelerando la transformación del Estado y lo está haciendo siempre desde una manera reflexiva, por un lado, y poniendo un foco en la acción donde creo que hemos podido también demostrar que las innovaciones generan valor concreto y que no son solamente algo abstracto o algo teórico y que ese valor concreto ocurre cuando los cambios los están percibiendo y se están beneficiando las personas con cada una de esas innovaciones.
Roman Yosif: (continuación de segmento anterior) … y va a depender muchísimo desde donde provengan y desde lo que ha sido la experiencia del Laboratorio de Gobierno, al menos, personalmente creo que la innovación es ese cambio que genera valor sector en distintos contextos y que modifica las realidades donde ese cambio ocurre, y en ese sentido la innovación se produce cuando tenemos soluciones que son distintas o novedosas a problemáticas, por supuesto, existentes o incluso emergentes, donde la innovación en definitiva es la capacidad que tenemos los seres humanos de evolucionar, de adaptarnos a nuevos escenarios o a veces, incluso, de crear esos mismos, pero siempre entendiendo y definiendo qué es lo que queremos conservar y esto puede sonar contraintuitivo, pero parte incluso de la discusión de innovación proviene desde el que queremos conservar, a veces en términos incluso de la mirada de sociedad, la mirada, digamos de país, o la mirada, digamos, de cómo nos aproximamos a las problemáticas, insisto, que como humanidad enfrentamos.
Juan Montes: Y, ¿qué tanto cambia esta definición cuando le sumamos la palabra ‘pública’?
Sergio Chica: Implica toda una reflexión en torno a un concepto que puede sonar muy etéreo, que es valor público, pero que encierra un elemento muy concreto que es el de los resultados.
Entonces, cómo pensar con una actitud diferente y útil, que nos lleve a generar cambios actitudinales, pero también cambios comportamentales que transformen la acción de los servidores públicos en la función administrativa, para la generación de resultados, entendiendo como resultados el cambio de la realidad socioeconómica de un país, en ese sentido.
Juan Montes: Él es Sergio Chica, director de Innova Lab, el laboratorio de Innovación en Administración Pública de la Esap.
Sergio Chica: Innovalab-Esap es nuestro laboratorio de innovación en administración pública, en la Escuela Superior de Administración Pública, que es un mandato del actual Plan Nacional de Desarrollo. En las bases del plan hay un capítulo, que es el capítulo quinto, que habla sobre los procesos de innovación y dentro de este capítulo está el tema de la innovación pública y, dentro de las herramientas de la innovación pública, se plantea que deben existir laboratorios de innovación. En ellos se crea, por ejemplo, el laboratorio de innovación desde Innpulsa, pero también se crea un laboratorio que debe forjar herramientas y procesos de generación de capacitación y generación de capacidades en los servidores públicos en temas de innovación.
Y, entonces ahí, a partir de ese mandato legal del Plan Nacional de Desarrollo es que emerge Innova Lab, el Laboratorio de Innovación en Administración Pública. Nosotros lo que hacemos es cumplir ese mandato: formar, porque el mandato es formar en capacidades en innovación en los servidores públicos, y por el otro lado, diseñar herramientas y desarrollar métodos para hacer una mejor y mayor innovación pública, innovación social e innovación política en el Estado y más allá del Estado. Entonces, en el componente de formación tenemos una serie de cursos, tenemos un gran diplomado introductorio de innovación del sector público, que mes a mes lo estamos ofertando.
Juan Montes: Juan Felipe Yepes, que hace parte de la Dirección de Gestión del Conocimiento del Departamento Administrativo de la Función Pública, coincide con Sergio en la importancia del valor público a la hora de definir la innovación pública.
Juan Felipe Yepes: Yo me atrevería a decir que, si uno quiere hacer, o esto ya es más en la práctica, innovación en el sector público, primero debe utilizar un método, un enfoque metodológico, el principal y más usado es el pensamiento de diseño, que tiene un eje fundamental o dos, diría yo: que son la cocreación y la experimentación, eso por un lado. Ya ahorita me devuelvo un poco ahí.
Si usted va a hacer innovación, usted debería aplicar un enfoque metodológico. Lo segundo: ese enfoque metodológico lo lleva a que usted pueda generar algún tipo de resultado o de producto, algo tangible, no solamente una idea, sino algo que se pueda materializar y que busque generar valor público, valor público teniendo en cuenta que estamos en lo público, estamos en la cancha de lo público.
Roman Yosif: Bueno, acá hay otra discusión que es interesante y de hecho nosotros recientemente hemos hecho un esfuerzo por sistematizar definiciones, por sistematizar modelos y metodologías que están en una nueva publicación que se llama ‘Otro ángulo’ y lo que hacemos ahí es justamente, por un lado, definir la innovación pública como un proceso, un proceso que es de largo aliento, un proceso que es permanente y un proceso que está vinculado a esa capacidad de enfrentar problemáticas públicas desde un paradigma distinto y ese paradigma distinto en donde ponemos, por un lado, a las personas en el centro, donde trabajamos con un enfoque realmente multidimensional, multidisciplinar, donde tenemos múltiples miradas, donde al mismo tiempo esa lógica se basa en un trabajo cocreativo de creación colaborativa, donde los usuarios interactúan con los funcionarios, con los actores de la sociedad civil, con distintas personas... ¿para qué? Para tener soluciones que sean más pertinentes y así, usando la evidencia, y acá creo que la era de los datos nos da esa oportunidad, de usar la evidencia como norte para el desarrollo de políticas públicas y siempre poniendo el foco en la implementación, donde esos cambios realmente generan valor cuando están implementados.
No podemos hablar de innovación cuando tenemos una buena idea o un buen prototipo, podemos hablar de innovación o innovación pública cuando tenemos transformaciones concretas que ocurren en un contexto real, donde estamos resolviendo una problemática pública que aqueja a un grupo de personas y siempre desde una lógica de colaboración lo más amplia posible, pública socio-privada.
Y es así como entendemos la innovación pública como la generación e implementación de cambios que sean significativos en el quehacer de los servicios públicos, con el objetivo de resolver problemas relevantes de la sociedad, que respondan a su vez, por supuesto, a la necesidades y expectativas de la ciudadanía, cada vez más complejas, donde debemos aprovechar las capacidades y el potencial de cada institución y, obviamente, acelerando esa transformación con nuevas herramientas, con nuevos enfoques.
Juan Montes: Una de las principales características de la innovación pública es que, si bien el Estado ejerce un rol fundamental, no lo hace de forma aislada. La interacción es la clave.
Sergio Chica: Es vital cambiar nuestras maneras de pensar, eso implica salir de esa zona es pensamiento Estadocéntrico y plantearnos una dinámica más policéntrica, entendiendo un pensamiento policéntrico desde la función del Estado como incorporar actores del mercado y actores de la sociedad civil en ellos. O sea, reconocer que la experticia del Estado implica también niveles de consulta y de escucha de otros sectores, más allá del sector público. Y en ese sentido tendríamos que plantearnos una mirada, por un lado, policéntrica, ya explicada, y dos, al interior del Estado intersectorial. O sea, tenemos que salir de esa manera de pensar en el Estado como estancos, como columnas que no se comparten entre sí: tenemos el sector educación por acá, el sector salud por allá, el sector función pública por otro lado... y que no hay interacciones entre ellos, ¡no!
De un modo, esto implica otras maneras de pensar donde haya una interacción intersectorial y, por el otro lado, también una integración interterritorial, o sea, salir de esa manera de pensar que los territorios y los sectores competimos al interior del Estado y ponernos más serios con la cooperación y la colaboración intersectorial e interterritorial y, por el otro lado, con un enfoque policéntrico y es espacios de participación con incidencia de otros sectores más allá del Estado.
Juan Felipe Yepes: Es una articulación fundamental. Si yo tengo una entidad pública que está diseñando —porque las entidades públicas son diseñadoras de productos y servicios, y los servidores públicos son diseñadores de productos y servicios, de pronto no tienen las capacidades en el marco del diseño—. Cuando uno diseña no solamente para el ciudadano, sino con el ciudadano, que es pasar de la participación, que es muy bueno, a la colaboración y es cómo yo me siento con el otro, servidor público y ciudadano, como ciudadanos, a crear a codiseñar cosas, en realidad esos productos y servicios van a reflejar como tal a los usuarios y eso va a generar confianza en los ciudadanos en las entidades públicas, eso va a generar que estén de acuerdo con los servicios que se están ofreciendo de cara al ciudadano. Esto genera, digamos, un incremento de la confianza, de la transparencia también, ¿no?, en este intercambio constante de productos y servicios entre el sector público y el ciudadano.
A nivel de sector privado es fundamental y aquí el ejemplo es clave: un emprendedor o un empresario va a una entidad a hacer un resto de trámites y se encuentra con una entidad pública que está muy chapada a la antigua, que sus procesos y procedimientos son muy viejos, con muchos trámites. ¿Cómo podemos cambiar la lógica? ¿Cómo podemos tener unos servidores públicos y unas entidades públicas que entiendan las necesidades del sector privado en el marco también de la innovación y de la cocreación, etc.? Entonces, eso va a generar en realidad, para mí, una capacidad de empatía en la medida que los servidores públicos se pueden poner en los zapatos del empresario para entender un poco lo que están viviendo, pero también creo que al final, si una entidad pública empieza a implementar, desarrollar y a generar capacidades y cultura de innovación, lo que va a generar es un mejor diseño de productos y servicios de cara al ciudadano, especialmente, y para adentro también, va a reflejar una mayor confianza, una mejor aceptación y a futuro eso en realidad también se puede ver materializado en que las personas paguen impuestos de una manera mucho más amigable, mucho más tranquila, mucho más agradable, ¿no?, teniendo en cuenta que se está dando cuenta de que los productos y servicios en realidad lo representa como ciudadano y eso, para mí, es la clave fundamental de la democracia.
Ana María Calle: Realmente, una de las principales premisas de la innovación actualmente es que la innovación no ocurre en el aislamiento. O sea, para cualquier organización, sea de cualquier índole, pueda innovar requiere de otras instituciones, requiere de aliados, requiere de alianzas. Las capacidades internas de una sola organización no bastan para poder ser innovadores. Si logras una innovación, posiblemente no logres más, que no sea algo continuo, que esa es la idea de tener sistemas de gestión de innovación: no lograr una sola innovación, sino lograr una serie continua de innovaciones.
Realmente, siempre, siempre vamos a necesitar las capacidades de los demás, porque cada institución tiene una especialidad, una experticia completa. Lo importante en las innovaciones, y también en todos estos sistemas, es poder crear sinergias. ¿Cómo entre todos podemos lograr unos resultados con mucho mayor potencial de los que yo podría lograr estando solo?
Esa idea de que la innovación la puedo hacer yo solo, sin tener en cuenta a nadie más, eso ya es algo que está mandado a recoger. Por eso ahora se habla es de innovación abierta, no solo de innovación como tal, sino de innovación abierta, de cómo podemos sumar esas capacidades y esos aprendizajes y eso que tienen los otros, para poderlo traer a mis procesos, para poderme unir con ellos, para poder generar alianzas y tener unos resultados más ganadores.
El Estado podría pensar: ¿cómo vamos a innovar si no nos acercamos y entendemos la necesidad de la ciudadanía? Entendiendo que ese es nuestro público como Estado, ¿cierto? Si nosotros no entendemos esas necesidades, si nosotros no los sumamos a ellos dentro de los procesos, pues entonces cómo vamos a innovar realmente... Sería más un acto casi que de magia que realmente algo juicioso donde podemos tener realmente información, para poder llevar unos procesos más eficientes, mucho más efectivos y demás, que puedan beneficiar realmente a nuestros usuarios.
Y, bueno, es que cada actor dentro de todo el ecosistema tiene una experticia, pues las universidades, los centros de innovación, los centros de investigación tienen un tema de generar conocimiento. Ellos transfieren ese conocimiento y realmente las empresas y las demás organizaciones lo que hacen es coger ese conocimiento y poderlo llevar más allá, poderlo aplicar realmente a sus procesos, a sus productos, a todo lo que realizan, pero si nosotros desconocemos la experticia y, digámoslo así, o el papel que cada actor cumple en el ecosistema, pues sería muy difícil, que todos hiciéramos de todos y eso incluye también al Estado.
Catalina Gutiérrez: Más allá de, quizás, el liderazgo principal que ejerce el Estado en esta materia y, por cierto, nosotros también como funcionarios públicos en este proceso de transformar el Estado, es cierto que existen múltiples actores alrededor de este proceso.
Juan Montes: Ella es Catalina Gutiérrez, coordinadora del Índice de Innovación Pública del Laboratorio de Gobierno de Chile.
Catalina Gutiérrez: No es una responsabilidad, ni una tarea exclusiva del Estado. El rol de las organizaciones, por ejemplo, de la sociedad civil, de la academia, incluso del sector privado, son claves en las distintas etapas de este proceso. Pensamos en etapas de descubrimiento, cocreación, testeo, escalamiento, implementación, posteriores evaluaciones... como también la mejora continua.
Desde el Laboratorio de Gobierno hay uno casi exclusivamente dedicado a la conexión y al entrenamiento con todos estos actores del ecosistema. Esa es la Red de innovadores públicos, que busca, por una parte, instalar estas prácticas, estas capacidades para descentralizar la innovación pública. Acá, insisto, es una tarea compartida y conjunta entre todos y, por lo tanto, descentralizarla y hacerla sostenible es clave, para aumentar el impacto y fortalecer la transformación en el tiempo.
A través de este servicio, la Red de innovadores públicos, en una lógica de involucramiento y colaboración, actualmente están participando, ya lo decía Roman, 15.000 actores, 15.000 personas que representan el mundo público, el mundo privado, el mundo social, que se conectan en distintas instancias para colaborar en procesos de innovación y modernización, por ejemplo aprendiendo nuevas herramientas, metodologías, además de otra cosa que quizás muchas veces olvidamos en la innovación, que tiene que ver con compartir experiencias que ya existen de innovación en el Estado. Si tenemos en consideración las dificultades, los costos, las barreras de entrada de la innovación, es muy importante que en el fondo podamos evitar reinventar la rueda cada vez, que podamos visibilizar estas experiencias de éxito y así motivar y encantar, inspirar a otros dentro del Estado en esta labor que es común, que tenemos que tener el foco, que es mejorar la vida de las personas.
Juan Montes: A partir de lo mencionado por Ana María, Catalina, Roman, Sergio y Juan Felipe, vamos entendiendo qué caracteriza a un Estado que prioriza procesos de innovación y cabe preguntar qué lo diferencia del caso contrario: un Estado que no innova o para el que sencillamente no es relevante promover la innovación pública.
Catalina Gutiérrez: Un Estado que sitúa la innovación pública en el centro de su estrategia lo que hace es que está realizando un ejercicio constante de entender las necesidades, el comportamiento de las personas y es a partir de ahí desde donde diseña y entrega sus servicios. Esa es la fuente más importante para todo su desarrollo. Esto es clave si se quiere avanzar, no solo en mejores servicios; sino, concretamente, en mejorar la confianza con la ciudadanía, que sabemos que actualmente está en crisis en los distintos países de la región. Por el contrario, podríamos pensar que un Estado sin este foco estará aportando cada vez más a acrecentar esa brecha, a esa distancia con la ciudadanía. Cuán legítimos son las políticas públicas, los programas y las distintas iniciativas tiene que ver con un Estado capaz de conectarse con esas necesidades.
En segundo término, la innovación en la gestión del Estado implica, sin duda, una mirada sistémica y multidimensional de las problemáticas. Acá no basta simplemente con una visión disciplinar que aborda un problema social desde la perspectiva quizás de la ingeniera, dese una perspectiva quizás más tecnológica, o incluso desde una perspectiva muy sesgada del ámbito social, lo que impulsa un el trabajo más integrado y colaborativo entre las distintas instituciones que forman parte de una cadena de valor de servicio que apoya a las personas en los distintos momentos, acá es muy relevante, vuelvo a repetir el punto de cómo conectamos con estas necesidades y expectativas muy complejas, muy cambiantes pero que en el fondo son lo que determina el valor que cada persona asignará a su Estado, al valor público que finalmente tendrán los Estados.
Con esta integración, como decía, la experiencia transversal que tiene las personas con el Estado se ve mejorada versus el statu quo, que en el fondo es tener una serie de servicios que no conversan, por ejemplo, o que no comprenden que el usuario ve al Estado como un todo. Acá hay muchas experiencias que nos han permitido visualizar de qué manera los servicios funcionan más en la lógica de silos, de compartimentos, de estancos... y pocas veces se conectan con el viaje del usuario o con un proceso mucho más amplio que el que refiere a su propia misión institucional.
Y, finalmente, como gran diferencia entre un Estado que priorice la innovación frente a otro que no, es cultivar la capacidad para adaptarse y responder a los cambios del entorno y un contexto y estamos viendo que es principalmente muy dinámico. Las grandes crisis sociales, económicas y de salud, como la que estamos experimentando actualmente a nivel global, dan cuenta de esta importancia de flexibilidad, de adaptarnos y en esta línea, esperamos que el Índice de Innovación Pública, que viene a medir esta capacidad de adaptación, de flexibilidad, de colaboración sea un instrumento clave en comprender y medir cómo vamos avanzando en esta línea.
Juan Felipe Yepes: Un Estado que no prioriza la innovación es un Estado que no se reinventa es un estado que no admite que ha fracasado en algunas cosas y que siempre va a decir que todo lo que hace está bien y creo que es el momento para decir “no, hay muchas cosas que nos están haciendo bien”, pero tenemos que tomar el freno de mano y decir cómo lo vamos a cambiar. Son entidades públicas que quieren hacer exactamente lo mismo, de la manera tan tradicional que lo hacen hace 20 o 30 años, son entidades que no están pensando en cómo podemos ahorrarles recursos a los contribuyentes, son entidades que no piensan cómo pueden ser más productivas y generar mayor rentabilidad pública, y a muchos países y entidades que no son tan amigas de la innovación les gustan los procesos muy chapados a la antigua y, para mí, los procesos muy chapados a la antigua, especialmente en forma de contratación, pueden generar —para mí, personalmente— temas de poca transparencia, poca participación ciudadana, poca rendición de cuentas, que puede verse materializada en temas de corrupción. Por eso es que para mí un Estado o una entidad innovadora no les da pie a temas, digamos, de corrupción o temas relacionadas con la no transparencia porque la filosofía como tal de la innovación está basada es en el otro, cómo yo me abro al otro, cómo yo reconozco mis errores, cómo aprendo rápido de mis errores y eso en realidad no va con entidades basadas en términos, digamos, de corrupción. Son entidades, en realidad, que no valoran el pago de los impuestos que hacen los ciudadanos, sino que ven como si los ciudadanos tuvieran que pagar impuestos de manera constante porque les toca —y sí, les toca—, pero también lo hacen porque quieren ver unos productos y servicios que se ajusten a sus necesidades. Son entidades que son poco humildes en la medida que plantean que son ellos los que tienen toda la verdad en la forma de solucionar los problemas. La innovación dice: “no, la humildad acá está entender los problemas del otro primero, no tanto en mirar cómo lo resuelvo rápido, sino primero tomemos un tiempo en entenderlos y además seamos humildes en entender que el propio ciudadano y el servidor público también tienen ideas para resolverlo, no un grupo de expertos que tienen todo el conocimiento”.
Sergio Chica: Un Estado que prioriza la innovación es un Estado que mira hacia el siglo XXI y más allá, es un Estado que está comprometido con forjar una mejor manera de desarrollar su función, sus funciones constitucionales. Un Estado que está dispuesto a innovar es un Estado que está dispuesto a profundizar en los valores de la democracia, los valores de la transparencia, los valores de la colaboración y, por ende, un Estado que está dispuesto a hacer reflexiones profundas sobre las maneras de gobernar y de administrar, y en ese sentido da cabida a la gestión del conocimiento, del conocimiento propio producido por el Estado, pero del conocimiento principalmente de la sociedad que tiene elementos significativos para transformar el Estado.
Un Estado que innova es un Estado que se plantea en un modo abierto, en un Estado que no está pensado hacia el mejoramiento de sí mismo, sino principalmente comprometido con el desarrollo de su sociedad, pues por ende un Estado que no innova es un Estado que está anclado al pasado, un Estado que no quiere salir de las dinámicas de statu quo que benefician a unos pero perjudican a otros, es un Estado que está negando el reconocimiento de las transformaciones profundas y de la sociedad, como, por ejemplo, las revoluciones tecnológicas, como la cuarta revolución industrial, pero también las revoluciones sociales y políticas que en este momento están reclamando mayores niveles de confianza institucional y mayores niveles de ejercicio de una mejor sociedad y de una mejor democracia en nuestros países.
Ana María Calle: Un Estado que realmente realiza o que es innovador es más ágil, da mejores respuestas al ciudadano, que es su público, digámoslo así, es su mercado. Se vuelve más eficiente en sus procesos, lo que haces que también pueda tener beneficios; es decir, en algún momento puede llegar incluso a obtener más ingresos, al ser más eficiente en sus procesos, puede llegar a priorizar mejor las necesidades y la asignación de recursos.
Realmente un estado innovador impacta al sector productivo con programas como Compras públicas innovadoras, por ejemplo, que es algo que tenemos en Medellín, que está muy nuevo, pero que ahora la Ley de emprendimiento a nivel nacional también lo trae este tema de compras públicas innovadoras como una forma de modernizar un poco al Estado, de dejar esa forma tradicional de operar en muchos casos. El tema de digitalización de servicios es algo fundamental, que es algo relativamente sencillo pero que vuelve muchísimo más eficiente al Estado.
Juan Montes: En este punto queda claro que innovar no es opcional. La pregunta sería, entonces, ¿cuáles son los retos para la innovación pública en América Latina? Vamos con Catalina.
Catalina Gutiérrez: Uno de los principales retos de la innovación es precisamente hacer visible este impacto, de reforzar el valor público de cada uno de estos esfuerzos, que no se difumine en el proceso. Es importante avanzar hacia una innovación que sea capaz de crear efectos de alto alcance, pero que también sean sostenibles en el tiempo y ahí la combinación de distintos servicios, por cierto, que es muy relevante. Para ello las medidas a tomar son diversas. Por una parte, tiene que ver con involucrarse en desafíos de alto interés público, por supuesto que también contar con gobernanzas comprometidas que permitan la sostenibilidad de estas iniciativas, pero probablemente lo más importante tiene que ver con contar con —ya lo decía Roman— datos que refuercen la necesidad de innovar. En este sentido creemos que es clave, por ejemplo, contemplar dentro de cada uno de los proyectos una evaluación de impacto, idealmente experimental. Sabemos que eso es costoso, sabemos que muchas veces las capacidades para hacerlo no son completas; sin embargo, el efecto que genera contar con esta información, por cierto, que es muy relevante para darle valor a todo lo que estamos haciendo en términos de innovación pública a nivel regional.
Desde el Laboratorio de Gobierno de Chile hemos incorporado este tipo de mediciones de manera cada vez más sistemática en los proyectos. Así también hemos quedado el Índice de Innovación Pública que, en conjunto con el BID, nos ha permitido realizar un diagnóstico transversal y estandarizado de las capacidades para innovar. Y acá, si bien la lógica de estandarización muchas veces no está de manera muy cercana al concepto de innovación pública, creemos que es clave para poder, de alguna manera, lograr que esta nueva forma de aproximarse a los desafíos públicos sea parte esencial de la nueva gestión de Estados. Estamos pensando en una nueva lógica de hacer administración pública.
De esta forma, la evidencia —ya sea a partir de la de la evaluación propia de cada una de las iniciativas o desde la lógica de un monitoreo permanente de las capacidades para innovar— es la que va guiando nuestro actuar en todo el ciclo de valor como institución mandada a acelerar la innovación pública y creo que esa es una parte fundamental de los retos en términos de la región, pensando en que no solo podamos contar buenas experiencias, sino que esas experiencias vengan con un respaldo de datos y evidencias muy claras, que también facilite la transversalización de un enfoque de innovación dentro de los Estados.
Juan Montes: Para el caso concreto de Colombia, Ana María señala la importancia de que le innovación se proyecte a largo plazo, mucho más allá de los cuatrienios.
Ana María Calle: Hay un ejemplo, no sé si muy trillado ya, pero yo creo que es el que mejor nos puede ilustrar esto y es cuando Kennedy dijo hace muchísimos años, “al final del de la década, el hombre va a llegar a la Luna.” Eso hizo que toda una economía se volcará con esa finalidad, con esa misión: desarrolló el sector educativo, desarrolló el sector de investigación y desarrollo, incluso el sector de defensa, el sector empresarial en todas las industrias que tenían que soportar esa misión; es decir, no era solamente el que hacía el cohete, sino también todos los que trabajaban en alimentos para poder obviamente la alimentación... eso involucra a toda la toda la ciudadanía, todo el sector empresarial como tal, el poder tener esas tres misiones. Y ahora una muy buena manera, en muchos países, las políticas públicas se están tratando por grandes misiones, es decir: cómo todo se va llevando hasta allá y algo que sí nos ha faltado muchísimo a nosotros y esa visión a largo plazo, un poco más allá de los cuatro años que dura un gobierno. Una visión a largo plazo va más allá de un periodo sea gobernadores, alcaldes, presidentes, de lo que estamos hablando, va mucho más allá. Entonces, ¿qué hace? Que todos los esfuerzos que se hagan no se acaben a los tres o cuatro años, cuando se acabe ese gobierno, sino que sean de largo plazo. Porque, ¿cuál ha sido uno de los grandes problemas que ha tenido Colombino, y no solo Colombia, sino muchos países que trabajan como nosotros de cierta manera? Es que muchos esfuerzos terminan a los cuatro años y se vuelve, casi que, a empezar de cero a los cuatro años siguientes, no son políticas de largo plazo, entonces eso también es otro de los temas que tenemos que aprenderle a muchos países, a muchas economías, realmente, que también es un toque cultural, ¿cierto? Pero bueno, es algo que tenemos que trabajar y que tenemos que aprender.
Juan Montes: Y, a manera de cierre, las siguientes son algunas sugerencias para dar el primer paso en materia de innovación.
Roman Yosif: El primer paso para innovar es entender el para qué, es entender por qué estamos innovando, porque la innovación por sí misma, o la agilidad por sí misma, la experimentación por sí misma, o cualquier enfoque o paradigma no tienen mucho sentido y están incluso algo vacíos sí es que no tienen claro cuál es el fin último, y el fin último es mejorar la calidad de las personas y es también, desde la óptica del sector público, desarrollar o seguir desarrollando o reinventar instituciones que realmente sean legítimas y que también refresquen nuestra democracia y para eso hay que entender muy bien en qué situación está cada país o en que situación está cada institución pública.
Va depender del estado de desarrollo del sector público de cada realidad, de cada latitud, pero en ese sentido creo que el primer paso tiene que ver con definir cuál va a ser ese norte, por qué vamos a impulsar la innovación pública, para qué fin.
Luego de definir ese norte, ¿cuáles van a hacer estos indicadores de impacto y cómo los vamos a medir? Y con eso también definir y consensuar de una manera muy transversal y participativa, cuáles van a ser esos principios fundamentales por los cuales se va a guiar la innovación pública. Nosotros tenemos estos cinco que ya mencionamos: cocreación, múltiples miradas, centrarnos en las personas en todo lo que hacemos, poner el foco en la implementación y hacerlo siempre desde la evidencia. Esa ha sido la fórmula del Laboratorio de Gobierno en Chile, pero no significa que sea la fórmula única y si les interesa, obviamente, profundizar en cómo hemos podido consolidar este modelo, pueden hacerlo insisto, en Otro ángulo, en la página web del laboratorio que es una publicación, una serie de tomos de nuevas perspectivas de innovación pública que busca obviamente sintetizar esos aprendizajes con base en la práctica, con base en los resultados y no con base en la teoría.
Por último, creo que también es relevante, desde la práctica, lograr consolidar un modelo de trabajo, un framework, que sea compartido y en el caso de Chile, de la realidad del Laboratorio de Gobierno, lo hemos podido hacer en el marco de que la innovación pública es sostenible y así lo hemos visto en distintos casos, a través de la intervención de los servicios públicos, de las instituciones con las cuales trabajamos, al menos en cuatro ámbitos donde está el ámbito de la estrategia, donde está el ámbito del servicio, donde está el ámbito de la operación misma, que es la cocina de las instituciones con sus datos, sus procesos, su tecnología, y por último en el ámbito de la organización, de la gestión del cambio y de cómo vamos a reorganizarnos como instituciones, como funcionarios públicos para abordar los distintos tipos de innovaciones que podemos desarrollar y es así como la consolidación de una estructura de trabajo y de una manera de abordar esas problemáticas públicas, que sea compartida, es —creo— un camino que va a poder guiar de mejor forma en que esas innovaciones ocurran y que también sean desarrolladas desde una misma perspectiva.
Y quizás, por último, mencionar que algo que es clave es que entendamos la innovación como un proceso dinámico y entendamos en este caso el surgimiento de estos laboratorios de innovación pública como un proceso vivo que tiene que estar siempre orientado en el impacto y no solamente, insisto, en el proceso metodológico y que, por último, tienen estos laboratorios que ser capaces de evidenciar el impacto y hacer una constante gestión y sistematizacion del conocimiento, para que como región, incluso, podamos avanzar en conjunto y, en esa línea obviamente, el aporte que podemos hacer nosotros desde Chile son justamente esos resultados, un laboratorio bien posicionado, un laboratorio que incide en los cambios relevantes de la administración pública en Chile y, al mismo tiempo, que hemos siempre pensado nuestras acciones desde una lógica de servicio, pensando en nuestros respectivos usuarios y también pensando en la replicabilidad.
Sergio Chica: Lo primero, reconocer que la innovación no es un problema de expertos, que todos tenemos capacidades de innovación porque los seres humanos somos seres de naturaleza creativa, eso es muy importante que lo tengamos presente, pero es reconocer que la innovación implica salir de nuestras zonas de confort, superar nuestro statu quo, y en ese sentido, lo primero que tenemos que hacer es estar dispuestos a cambiar nuestra manera de pensar, nuestra manera de actuar y para eso tenemos que hacer procesos metacognitivos, o sea, hacer procesos de alto y mirar cómo estamos pensando, cómo estamos pensando los problemas individualmente, como estamos actuando para solucionar esos problemas.
Lo segundo es a nivel de equipos de trabajo: reconocer si tenemos desarrollo de pensamiento colectivo, o no, en nuestros equipos de trabajo y cómo trabajamos. Hay que tener esos espacios reflexivos, esos espacios de “alto, paremos y miremos cómo estamos pensando las cosas y cómo estamos haciendo las cosas”. Y a nivel institucional, a nivel de nuestras organizaciones, de nuestras entidades, tenemos que hacer también esos altos reflexivos.
La gente cree que eso es perder el tiempo, pero eso es fundamental. Reconocer la situación de identificar esa línea de base de cómo estamos pensando, el pensamiento organizacional en lo individual, en los lugares intermedios —que serían nuestras oficinas, nuestras dependencias — y en los niveles macro en nuestras organizaciones. Lo segundo identificar si estamos haciendo bien o mal las cosas, porque si llegamos a la conclusión de que estamos bien, pues uno no necesita un plan de innovación o un plan de cambio, lo que necesita es un plan de mejoramiento y ahí tenemos que articularnos con las políticas de MIPG, que son vitales, y dentro de ellas la dimensión de innovación y gestión del conocimiento y acelerar el paso en términos de mejora de las dinámicas de mejora y las mediciones de los índices que muy bien han desarollado Función Pública y el DNP y centrarnos en ese punto. ¿Correcto?
Pero si encontramos grandes fallas en las maneras como estamos haciendo y pensando las cosas orientadas a la generación de valor agregado y la construcción de valor público para tener usuarios, ciudadanos satisfechos, entonces tenemos que ponernos serios con un plan de innovación. ¡Ojo! En ambos casos, cuando vemos que están muy bien las cosas como cuando no, tenemos que plantearnos como centro la gestión del conocimiento. Pero en el primer escenario tenemos que hacer innovación desde gestión de mejora, pero cuando reconocemos que tenemos afecciones profundas en las maneras de prestación de nuestros servicios o parciales, tenemos que plantear es planes de innovación en términos de disrupción, de cambio, aquí ya no vale la mejora, aquí lo que tenemos es que cambiar: cambiar la manera como pensamos, cambiar la manera como hacemos las cosas, cambiar incluso hasta los bienes y servicios que producimos y la manera como entregamos y llegamos a la ciudadanía con esos bienes y servicios, y eso implica voluntad política, respaldo institucional; o sea, ahí se necesita un respaldo institucional de los tomadores de decisiones, que se tomen en serio los proceso de innovación, eso implica financiamiento, eso implica formación: no solamente de personas que sepan de innovación, sino formar equipos porque de nada sirve que yo forme funcionarios en innovación, servidores públicos en novación y vayan a nuestros cursos de la ESAP, sino vamos más allá y consolidamos unos equipos, porque los funcionarios vamos y venimos y cambiamos y rotamos de entidades, pero cuando formamos equipos es que dejamos unas reglas claras y unas estructuras claras en materia de innovación y, ¡ojo!, de gestión del conocimiento para que, si hay movilidades del talento humano, las capacidades queden en las organizaciones. Es como cuando, ustedes los saben de fútbol —y saben más de fútbol— sabrán que hay equipos que tienen hasta 100 años ya, equipos de 50 años en nuestros países, de 30 años, más, y en el equipo sabemos que los jugadores vienen y van, los jugadores entran y salen, los directores técnicos entran y salen, pero el equipo permanece y el equipo se conoce por su manera y su estilo de jugar, ¿correcto? Entonces, conocemos a Nacional, conocemos a Santa Fe conocemos a Millonarios por ese estilo que tiene el equipo y eso es lo que reconocemos. ¿Y por qué se logra eso? Pues porque se lograron unas dinámicas de prácticas, de reglas y de valores que son intrínsecos a ese equipo y, por lo tanto, hay que hay que pasar de capacitar y de formar personas como fin a capacitar y formar equipos de innovación y después ahí sí pensemos en financiamiento y lo segundo: gestión de ideas y gestión de proyectos de innovación, por eso es clave no solamente formarnos en los fundamentos de la innovación, sino también formarnos en la gestión de la innovación y la gestión del conocimiento.
Ana María Calle: El primer paso es entender a ese usuario, cuál es su dolor, cuál es su necesidad, porque eso es fundamental y, obviamente, siempre preguntándome cómo puedo mejorar cada vez este proceso en el que estoy trabajando. Hay algo que, digamos que lo sumo a eso, y es que muchas veces en las organizaciones, incluyendo a las organizaciones públicas, se piensa que la innovación es algo que está por allá en el área de TI o en el área de unos poquitos y realmente la innovación la hacemos todos en una organización. Por pequeño que sea mi proceso, si yo cada vez estoy pensando en sumarle, en mejorar este proceso, este producto o este servicio que yo estoy ofreciendo, así es que puedo empezar a generar innovaciones, no solamente pensando que son unos por allá los encargados del tema y yo me quedo haciendo las cosas como siempre las hago sin repensarlas. Eso es importante tenerlo en cuenta.
A veces se piensa que para poder innovar se requiere mucho dinero. No, realmente no necesariamente se requiere mucho dinero. Pues, obviamente para implementar ciertas tecnologías y ciertas cosas pues sí se requiere, pero con pequeños cambios en los procesos, el entender, solamente el escuchar al usuario puede darme ideas de cómo mejorar estoy que yo estoy haciendo, cómo ser más innovador en esto que yo estoy haciendo, sin necesidad de muchos recursos.
Juan Felipe Yepes: Lo primero que hay que hacer es mirar qué existe escrito en la literatura en español, que hay mucho. Se piensa que estos temas especialmente vienen del sector privado, sí, pero en el sector público y, especialmente, en el sector público colombiano, ya se ha escrito mucho, hay muchas unidades, muchos laboratorios, etc. Entonces, yo lo que creo es que empezar hay que empezar a leer un poquito o a mirar qué información hay en redes. Pero, para mí, lectura recomendadísimas en términos de innovación pública en Colombia: hay que revisar el Plan Nacional de Desarrollo, el capítulo que se llama Innovación pública para un país moderno, creo que sí un servidor público quiere empezar a conocer qué está pasando en innovación pública en el Estado, tiene que leer ese capítulo, esa es la base y creo que es demasiado concreto y claro sobre objetivos y las metas. También está la Guía de gestión del conocimiento e innovación, que sacamos en Función Pública, donde una de las rutas en el marco de la política de gestión del conocimiento e innovación está relacionada con innovación y ahí se describe todo un proceso de enfoque metodológico de pensamiento de diseño en español y pensando en servidores públicos y hay una serie de herramientas que se pueden utilizar, pero siempre viéndolo en esta unión entre la gestión del conocimiento y la innovación. Hay un autor latinoamericano muy bueno, excelente, que se llama a Álvaro Ramírez Alujas, que es chileno y habla mucho de innovación pública y gobierno abierto, recomiendo mucho que lo puedan revisar. El equipo de innovación pública del DNP ha desarrollado muchísimas publicaciones sobre barreras de innovación, sobre estudio del ecosistema de innovación.
Pero creo que lo fundamental para una persona es que tiene que entender lo siguiente: que si se va a meter en este cuento de la innovación esto no es netamente con tecnología y eso a veces como que separa un poco a la gente, dicen: “esto es con tecnología y de pronto no lo entiendo muy bien”. No, hay muchos procesos de innovación, resultados de innovación que en realidad no tienen tecnología. La tecnología es un habilitador. Eso por un lado. Entonces, si no son tan amigos de la tecnología, ¡frescos! Y si lo son, también pueden meterse en este lado. Pero la innovación en el sector público, en realidad, es: si a usted como servidor público le interesa desarrollar soluciones con el ciudadano, bajo un enfoque de “lo hago con él, para aprender de él, de que yo no me las sé todas y quiero aprender del otro”, ¡este es su campo! Si a usted le gusta experimentar y probar rápido soluciones, testear, prototipar, ¡este es su campo! Si a usted le gusta el trabajo de campo y entender mucho que está pensando el ciudadano o el usuario sobre un problema, ¡este es su campo! Y si a usted le gusta en realidad mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, mejorar la participación ciudadana, la rendición de cuentas... y si a usted le gusta, en realidad, cumplir los resultados de las entidades, ahorrarle plata y tiempo a su entidad pública, ¡este es su campo! Si a usted le gusta la creatividad, la imaginación, ¡este es su campo! Y si le gusta, en realidad, escuchar al ciudadano y entender que tiene muy buenas ideas, así como los servidores públicos, ¡este es su campo! Es una mezcla de muchas cosas, pero lo fundamental, para mí, acá y como mensaje es que para mí la innovación es una forma esencial de fortalecer la democracia en el Estado.